El hecho sucedió en un mercado de Malí. Foto: Captura
Un grupo yihadista cortó públicamente la mano de un presunto ladrón en una localidad del centro de Mali, una zona donde el rigorismo yihadista se está extendiendo en los últimos tiempos, ante la impotencia del Estado.
El suceso, que se conoció este domingo 23 de febrero del 2020, tuvo lugar el sábado en el mercado semanal de la localidad de Siribala, en la región de Ségou, cuando un joven fue sorprendido robando y los comerciantes alertaron de lo que estaba pasando.
En ausencia de la Policía, un grupo de yihadistas que paseaban armados por el mercado apresó al joven y, ante todo el mundo, le aplicó el castigo coránico reservado a los ladrones: cortarle la mano.
Según relataron testigos, una parte de los asistentes aplaudió el castigo, mientras que el resto se mantuvo en silencio, sin impedir los hechos.
Ante una situación cada vez más violenta en las regiones del centro de Mali, el Estado no está desplegando más policías, una ausencia que aprovechan los grupos yihadistas que dictan la ley en gran parte de las localidades.
La aplicación de castigos coránicos como la amputación de miembros, los latigazos o la lapidación hasta la muerte en los casos más graves ya tuvo lugar en Mali en el breve periodo en el que los yihadistas se hicieron con el poder en 2012 en toda la mitad norte del país.
Los llamados “tribunales islámicos“, que tenían su sede principal en Tombuctú, sustituyeron entonces a los ordinarios en toda la región del Azawad.
Aunque el Estado desalojó teóricamente a los yihadistas, en realidad estos se replegaron a escondrijos más seguros desde los que salen para periódicamente atacar a las fuerzas malienses o a la misión de cascos azules de la ONU.
Ahora, al parecer, también para dictar su ley ante la población civil.