Vista del edificio del Capitolio, previo al informe anual que dará este martes 5 de febrero de 2019 el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, denominado ‘Estado de la Unión’ y celebrado en Washington DC. Foto: AFP
Finalmente el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, acude al Capitolio para dar el discurso anual denominado ‘Estado de la Unión’. Lo hace una semana después de lo previsto inicialmente: 29 de enero. En la disputa con el Congreso para conseguir los fondos que permitan construir el muro con México, la Presidenta de la Cámara de Representantes retiró la invitación a Trump hasta que se solucionara el cierre del Gobierno Federal, que duró 35 días en total.
La Casa Blanca ha anunciado que el Mandatario dará un mensaje de unidad, optimista e, incluso, visionario. Pero una pregunta ronda en el ambiente: ¿declarará la emergencia migratoria que le permitiría tener los USD 5 600 millones?
De hacerlo, Trump se enfrentaría a una división aún mayor a la ya existente entre los republicanos, según advierte The New York Times.
De hecho, Trump llega al Capitolio en un momento crítico. La mayoría de encuestas afirma que un 56% de estadounidenses no votaría por él por nada del mundo, cuando, según ha dicho, correrá por la reelección. Además, el 40% de la población, según la cadena CNN, sostiene que es el peor gobierno que han tenido en sus vidas. Haber dejado sin salario a 800 000 trabajadores por el ‘shutdown’ le significó un gran revés, pues lo ha alejado de sus posibles votantes; aunque el Mandatario dijo que muchos de los afectados le habían confesado que debía seguir más allá de los 35 días con tal de obtener los fondos para el muro en la frontera con México. Sin embargo, cuando se le preguntó quiénes o cuántos eran, no quiso responder.
Según el mismo The New York Times, la semana pasada Trump se reunió a solas con el líder de la mayoría republicana en el Senado, Mitch McConell. Este le había advertido que la declaración de la emergencia nacional migratoria para construir el muro “provocaría, casi con seguridad, una rebelión dentro del partido” y los votos irían en camino de anular al Presidente.
“Este es un momento definitorio de su Presidencia”, dijo el senador de Carolina del Sur, Lindsey Graham, uno de los mayores simpatizantes de Trump en el Capitolio.
En su discurso del lunes, Graham alertó del miedo a una “guerra dentro del Partido Republicano” si no se apoya a Trump tanto con el muro como por la declaratoria de emergencia nacional.
Trump, según información que se ha deslizado hasta el momento, hablaría sobre una cooperación bipartidista. El mensaje, como suele ocurrir, tendrá un tema especial que el Presidente nombró “Buscando la grandeza” (Choosing Greatness) y que estaba programado para las 21:00 de este martes 5 de febrero de 2019 y duraría aproximadamente una hora.
Parte de la tradición es la réplica que al discurso tendrá el partido de oposición. Y para eso, los demócratas eligieron al fiscal general de California, Xavier Becerra, que la dirá en español; en inglés, la excandidata a la gobernación de Georgia Stacey Abrams, una mujer afro de 45 años y con dotes literarias. Ambos, pero sobre todo Abrams, representa la gran votación que tuvieron las mujeres, los jóvenes y las minorías étnicas en las elecciones de medio término de noviembre de 2018.
Según The Washington Post, mientras el Mandatario se dirija a la nación, ellos estarán enviando sus propios mensajes, en gran parte por sus invitados a la ceremonia. En esta ocasión, los invitados al Capitolio representan en sí la gran división que tiene Estados Unidos desde que Trump llegó a la Casa Blanca.
Los invitados a este evento son parte de otra tradición que inauguró Ronald Reagan al invitar a ciudadanos comunes. Lenny Skutnikcks, un trabajador del Congreso, rescató a una mujer de las aguas heladas del Potomac, en 1982. Reagan lo sentó al lado de su esposa Nancy.
Luego, en el 2002, George W. Bush dejó una silla vacía en honor a las víctimas del atentado terrorista del 11 de septiembre del 2001; Barack Obama hizo lo mismo por todos los fallecidos en la ola de tiroteos.
Pero Trump tuvo una idea totalmente diferente. El 2018 llevó a familiares de las víctimas de la pandilla MS-13 (Mara Salvatrucha, una organización internacional de pandillas de origen salvadoreño). Y para este año estarán presentes hija, nieta y bisnieta de Gerald y Sharon David, asesinados por un migrante indocumentado, entre otros, que servirán para fortalecer su discurso y su política.
“Trump nunca ha sido tímido para usar a sus invitados para golpear a sus enemigos”, escribió Tina Nguyen, en la revista Vanity Fair.
Los demócratas no se quedaron atrás. Entre los invitados habrá víctimas de violencia escolar, migrantes a punto de ser deportados a pesar de haber sido protegidos por decretos -escritos por otro republicano- que Trump anuló o víctimas de abuso sexual o racial.
Trump, sin duda, enfatizará en los logros económicos del país. Pero a veces, no todo es la economía.