La redada mundial contra los monumentos y símbolos del esclavismo, el colonialismo y algunos de sus desaciertos

Estatua de Cristóbal Colón con la cabeza arrancada en Boston, Massachusetts. Foto: REUTERS

Estatua de Cristóbal Colón con la cabeza arrancada en Boston, Massachusetts. Foto: REUTERS

Estatua de Cristóbal Colón con la cabeza arrancada en Boston, Massachusetts. Foto: Reuters

Hay algo así como una gran ‘raid delictiva’ contra el pasado en algunas partes del mundo, sobre todo en Estados Unidos. Los símbolos, monumentos, logotipos de empresas, nombres de equipos de fútbol y hasta obras de arte están siendo atacados por aquellos que denuncian que representan el racismo.

Este 22 de junio, se supo que el Museo de Historia Natural de Nueva York retirará una estatura del expresidente Theodore Roosevelt, quien gobernó Estados Unidos desde 1901 a 1909.

En el monumento, Roosvelt está seguido por un afroamericano y un indígena.

Roosevelt es la muestra de la paradoja estadounidense. Se lo acusa de haber echado del Ejército a 160 soldados por una supuesta conspiración. Pero también se le reconoció haber cenado con un filósofo afroamericano en la Casa Blanca.

Pero las protestas han derrumbado también monumentos de Cristóbal Colón (Boston), de confederados (el sur esclavista en el siglo XIX de Estados Unidos), y en fin.

También vandalizaron un busto del mejor escritor de todos los tiempos de la lengua española: Miguel de Cervantes. Pero Miguel de Cervantes era el menos español de los españoles en su tiempo. Estuvo en contra y sufrió los rigores de una España inquisitorial. El autor de El Quijote fue un hombre de avanzada en su tiempo… Si quieren, podrían llamarlo un progresista. Y en esos tiempos sí que se corría riesgos de ir en contra de la autoridad. Además, es el gran inventor de la novela. El género novela, tal como lo conocemos, comienza con él.

El pasado 6 de junio del 2020, la estatua del exprimer ministro Winston Churchill resultó dañada durante las manifestaciones contra el racismo en Londres. Foto: Reuters

Dos hechos han conmovido últimamente: el retiro del rostro de la mujer negra de la marca de jarabe de maple, Aunt Jemina, el clásico de los clásicos para los panqueques en Estados Unidos, y el retiro de la cadena HBO de ‘Lo que el viento se llevó’, una de las mejores producciones cinematográficas del cine estadounidense.

Aunt Jemina

Quizá en rigor, lo de Aunt Jemima tiene sentido. Fue una marca fundada en 1889. Remite a una canción que en aquellos años servían como de burla de los blancos contra los negros y que ella sería quien les cocinara.

La marca ha ido evolucionando su logotipo, pero han reconocido los productores que está basada en estereotipos raciales.

Otras marcas han sido criticadas, como ‘Uncle Ben’s) (Del tío Ben), de arroz, creado en la década de los 40 con una corbata de lazo que remite más al esclavismo.

En deportes

Los deportes es uno de los que más ha tenido presión para cambiar sus nombres o logotipos.

Recientemente, el equipo de los Indios de Cleveland (béisbol) decidió sacar el indio de toda su marca, aunque su nombre se mantiene.

En el fútbol americano, en la capital estadounidense (de largo predominio demócrata), el equipo se llama Red Skins (pieles rojas). Ha sido largo el movimiento para que cambie de nombre. Los dueños del equipo no han mostrado la menor intención de hacerlo.

En el arte

‘Lo que el viento se llevó es un clásico’. Es el relato, desde las personas del sur de Estados Unidos, que vivían en estados esclavistas, sobre la Guerra Civil. En ese país, para los del norte es la Guerra Civil; para el Sur, la Guerra de Secesión. Entonces, eran esclavistas.

La decisión de HBO de retirarlo de la circulación, lo único que hizo fue alimentar el deseo de verla y la compra para verla por Amazon creciera radicalmente.

En el 2011 se llegó al extremo. Se hizo una versión políticamente correcta de una de las mejores novelas de la literatura estaodunidense: The Adventures of Huckleberry Finn (Las Aventuras de Huckleberry Finn) de Mark Twain, una novela que ayuda al lector a entender la vida de esos tiempos en el sur. Bueno, en esta edición, por ejemplo, cambiaron la palabra ‘nigger’ (un término despectivo para los negros) que usaba Twain, por el de “afroamerican”.

La edición no tuvo ningún éxito.

Pero lo cierto es que hay pedidos por sacar obras de arte de museos de tiempos pasados porque hieren las suscpetibilidades modernas.