El castillo de los escalofríos, por definición, en el que ronda la ficción y la realidad el mito del Conde Drácula inmerso entre las tinieblas de Transilvania, fue puesto a la venta por el archiduque Dominic d’Asburgo y sus parientes, descendientes de la familia real rumana. Así lo informó el pasado 11 de mayo el portal del diario Daily Telegraph, según el cual está conduciendo las tratativas reservadas por el castillo de Bran (Rumania central), Herzfeld y Rubin, un estudio legal de Nueva York.
“Si alguien viene a nosotros con una oferta razonable miraremos a quien tenemos en frente, qué cosa propone y luego consideraremos su oferta”, dijo Mark Meyer, del estudio legal. No es fácil, de hecho, establecer un valor para el castillo medieval que tiene como prisionero a Vlad el Empalador, personaje histórico en quien se inspiró el escritor Bram Stoker para su conde Drácula. Una estimación de Forbes destaque que hace un año estaba valuado en USD 140 millones).
El archiduque Dominic, que tiene mucho de su “joya” y le gustaría continuar siendo un punto de referencia para los turistas que arriban desde todo el mundo, lo habría ofrecido a Rumania por 80 millones de dólares.
“Quisiéramos que quien quiera que sea el comprar del castillo lo administrara como un destino turístico”, explicó Meyer, recordando que deben ser llevado adelante una serie de ambiciosos trabajos de reconstrucción y revitalización.
Confiscado por el régimen comunista en 1948, el castillo del siglo XIV que inspiró a Stoker para su obra maestra de horror fue restituido en 2006 a sus legítimos propietarios, los Asburgo, nietos de la Reina Maria.
En base al acuerdo de restitución, el castillo funcionó por tres años como museo público, y luego los propietarios lo lanzaron en el circuito turístico, alquilándolo con objetos de la familia para restaurar la atmósfera original anterior a la incautación por parte del régimen comunista.