Una declaración del Papa diciéndoles a los obispos brasileños que tienen el deber de expresarse contra el aborto devolvió el polémico tema religioso a la campaña presidencial de Brasil.
Esto, a dos días de la elección que definirá al sucesor de Luiz Inácio Lula da Silva.Benedicto XVI afirmó ayer en el Vaticano, mientras recibía a obispos brasileños, que los sacerdotes tienen el “deber de emitir un juicio moral, incluso en política” y condenó los proyectos políticos “que contemplan abiertamente o de forma oculta la despenalización del aborto”.
La declaración del Papa sustenta la posición de los obispos de Brasil, que la semana pasada emitieron su veredicto: los sacerdotes tienen el derecho y “hasta el deber de orientar a los fieles de sus diócesis, según su conciencia” y siempre contra la despenalización del aborto.
Tres obispos pidieron abiertamente a los fieles brasileños que no voten a la oficialista Dilma Rousseff, a quien consideraron la candidata de “la muerte”.
La candidata afirmó ayer que “la posición del Papa tiene que ser respetada”. “Yo personalmente soy contraria al aborto. Pero sé que cada dos días muere una mujer en esa circunstancia y no creo que alguien recomiende que se encarcele a esas miles de mujeres. Yo estoy en contra de cambiar la actual legislación sobre el aborto”, declaró Rousseff tras reunirse con representantes petroleros en Brasilia.
En el país con mayor número de católicos del mundo, la elección brasileña ha estado inmersa en una guerra cruzada de acusaciones sobre religión y aborto, y en la primera ronda electoral a inicio de mes la candidata del Gobierno sufrió un éxodo de electores religiosos e iglesias que la vetaron por haber defendido la despenalización del aborto en una entrevista hace varios años.
Rousseff saldó la polémica con una carta pública a las iglesias comprometiéndose a no despenalizar el aborto.
En plena cuenta atrás para las elecciones del domingo, la candidata de Lula da Silva, de 62 años, parte con ventaja de hasta 15 puntos porcentuales en las encuestas sobre el socialdemócrata opositor José Serra, de 68 años. La encuestadora Sensus atribuyó la recuperación de Rousseff a que la campaña comenzó a dejar de lado el debate religioso y entraron temas de economía y política que favorecen a la candidata de Lula, que deja un país en buen crecimiento económico y 29 millones menos de pobres. Los candidatos se volcaron el jueves a preparar sus últimas comparecencias públicas, en un inusual día de cierre de campaña sin grandes actos.