El 50% de los brasileños cree que lo mejor para el país es que el presidente interino Michel Temer continúe en el poder hasta 2018, apunta un sondeo de Datafolha, frente a un eventual retorno de Dilma Rousseff, apoyado por el 32% de los encuestados.
Rousseff fue suspendida provisoriamente el 12 de mayo y enfrenta un juicio de destitución en el Senado, que determinará si debe perder el cargo definitivamente por el supuesto manejo irregular de las cuentas públicas en 2014 y 2015.
Dos meses después de haberla reemplazado en el poder, su vicepresidente Temer cosecha sin embargo una aprobación de apenas 14%, un punto más que el 13% de apoyo que ostentaba Rousseff un mes antes de ser suspendida.
La encuesta revela asimismo que uno de cada tres brasileños (33%) no sabe el nombre del actual presidente del país, frente a un 65% que respondió acertadamente, según los datos divulgados por el periódico Folha de Sao Paulo, que pertenece al mismo grupo que Datafolha.
La principal diferencia entre la evaluación que reciben Temer y Rousseff reside en los índices de rechazo: mientras el 65% consideraba el gobierno de la presidenta suspendida como “pésimo o malo”, el nivel de rechazo de Temer es de 31%. Un 42% considera su gestión “regular”, frente a un 24% que calificaba de ese modo la gestión de Rousseff.
Sobre el desenlace del impeachment en el Senado, que se espera para fines de agosto, el 58% de los encuestados quiere que Rousseff sea apartada definitivamente del cargo, frente a un 35% que se opone a su salida.
Otro dato que apunta el sondeo es que en los últimos meses aumentó el optimismo de los brasileños con el futuro de la situación económica.
Brasil terminó el año pasado con una caída del PIB de 3,8% -la peor en 25 años-, una inflación de 10,67% y un desempleo de 9%.
Según los operadores del mercado, la economía brasileña se contraerá 3,35% en 2016 y el país tendrá su primer bienio recesivo desde la década del 30.
Según la última estimación del gobierno, la economía volverá a crecer en 2017, un modesto 1,2%.
La encuesta fue realizada los días 14 y 15 de julio a 2 792 personas. Es el primer sondeo de Datafolha, una de las principales encuestadoras de Brasil, desde que Temer asumió el poder.