El primer ministro israelí Benjamín Netanyahu (d), pronuncia un discurso ante los restos de las cuatro víctimas mortales del atentado al supermercado judío de París el pasado viernes, durante su funeral en el cementerio de Givat Shaul de Jerusalén, Israel, hoy, 13 de enero de 2015. Foto: EFE
Miles de personas asistieron este martes (13 de enero del 2015) en Jerusalén al funeral de los cuatro judíos asesinados el viernes pasado en un ataque islamista contra un supermercado kósher de París, en un clima de preocupación por la seguridad de esta comunidad en Francia.
Yohav Hattab, Yohan Cohen, Philippe Braham y François- Michel Saada recibieron sepultura bajo un sol intenso en el inmenso cementerio de Har Hamenouhot (Monte del Descanso) , donde ya fueron enterrados en 2012 tres niños y su profesor franceses asesinados por otro yihadista, Mohamed Merah.
Los más allegados, destrozados por el dolor, depositaron en la tierra pedregosa los cuerpos de los difuntos, envueltos en talits (chales de oración) blancos y azules. Centenares de judíos, franceses, israelíes o ambas cosas, siguieron el funeral desde las alturas del oeste de la ciudad, cerca del cementerio.
Unas 2 500 personas participaron poco antes en una ceremonia con los padres de las víctimas, responsables y anónimos franceses e israelíes.
“Philippe, protégeme, protege a Shirel y Naor y Ella y Elad”, dijo Valérie Braham, la mujer de Philippe Braham, desconsolada, hablando de sus hijos.
Yohav Hattab y Yohan Cohen, ambos veinteañeros, Philippe Braham, de unos 40 años, y François-Michel Saada, de unos 60, forman parte de las 17 víctimas de los atentados que sacudieron Francia la semana pasada. Su muerte en una toma de rehenes en un supermercado kósher de París consternó a los israelíes.
Cohen, que trabajaba en la tienda kósher atacada, era originario de Sarcelles, una localidad ubicada al norte de París, que en julio fue escenario de violentas manifestaciones antisemitas durante la guerra de Israel contra Hamas en la Franja de Gaza.
Las otras tres víctimas, que eran judíos practicantes, habían ido al supermercado para hacer las compras antes del inicio del sabbat, el día sagrado de descanso semanal en el judaísmo.
Hattab era un ciudadano tunecino, hijo del rabino de la sinagoga de La Goulette en Túnez, cuyo padre lo había enviado a estudiar a Francia porque pensaba que estaría más seguro.
Francia, percibida como una tierra hostil
Los dirigentes israelíes que asistieron al funeral y la ministra francesa Ségolène Royal, que representaba a su país, anunciaron su determinación a luchar contra el antisemitismo.
“No podemos permitir que en 2015, 70 años después de la Segunda Guerra Mundial, los judíos tengan miedo de caminar por la calle en Europa llevando la kipá y las tzitzit ” , las cuerdas anudadas del culto judío, declaró el presidente de Israel, Reuven Rivlin.
“Puedo aseguraros aquí de la determinación sin fisuras del gobierno francés para luchar contra todas las formas de actos antisemitas”, aseguró, por su parte, Royal.
Pero muchos recordaban este martes que ya estuvieron en el mismo lugar hace tres años por el funeral de las víctimas de Merah.
La toma de rehenes del yihadista Amedy Coulibaly, abatido por la policía, reforzó en Israel el sentimiento, cada vez más compartido, de que Francia se ha convertido en una tierra hostil para los judíos.
La multiplicación de actos antisemitas en los últimos años en el país preocupan a los israelíes y a la comunidad judía francesa, la primera de Europa y la tercera del mundo tras Israel y Estados Unidos, con entre 500 000 y 600 000 personas.
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, que participó el domingo en la gran marcha de París de repulsa a los atentados y estuvo en el supermercado kósher el lunes, irritó al gobierno francés al afirmar que Israel era “el hogar” de los judíos de Francia, unas declaraciones que parecían incitarlos a emigrar.
“Mis queridos hermanos y hermanas, ciudadanos judíos de Francia, sois bienvenidos […] pero no podéis volver al hogar ancestral por desamparo, por desesperanza, a causa de la destrucción o de los tormentos del terrorismo y del miedo”, matizó este martes el presidente Rivlin.