Un tribunal irlandés condenó a la cárcel a un matrimonio de origen africano por someter a su hija a una mutilación genital. Foto: Pixabay
Un tribunal irlandés impuso este lunes 27 de enero del 2020 condenas de cárcel a los integrantes de un matrimonio de origen africano por someter a su hija a una mutilación genital cuando tenía 21 meses de edad, la primera condena de este tipo que se tramita en este país.
El hombre, de 37 años, y su esposa, de 27, se habían declarado inocentes de los cargos presentados por la fiscalía ante la Corte de lo Penal de Dublín, donde se les acusó de cometer una mutilación genital en septiembre de 2016, una práctica ilegalizada desde 2012 y que puede castigarse con hasta 14 años de cárcel.
Asimismo, la fiscalía les imputó un delito de crueldad contra menores, ante el que también se declararon inocentes.
Después de varias horas de deliberación, el jurado popular aceptó este lunes 27 de enero del 2020 su culpabilidad y la juez instructora, Elma Sheahan, impuso una pena de prisión de cinco años y medio para el hombre y de cuatro años y nueve meses para la mujer.
La identidad de los acusados no ha sido divulgada para mantener el anonimato de la menor, que tiene ahora cinco años.
En la sentencia, la juez indicó que ninguno de los condenados llevó a cabo personalmente la mutilación genital, pero la pareja “ayudó e incitó, aconsejó o la procuró”.
Durante el juicio, la Policía irlandesa (Garda) explicó a la acusación que comenzó a investigar el caso después de que el matrimonio llevase a la pequeña a un hospital de Dublín porque presentaba una hemorragia en la zona genital.
Los progenitores, expuso la fiscalía, arguyeron que la niña sangraba porque se cayó de espaldas sobre un juguete y no llevaba puesto el pañal, si bien esta versión fue cuestionada por varios expertos médicos.
Sheahan afirmó que la actuación de estos padres ha provocado un “serio daño” a la pequeña, quien, advirtió, podría, además, sufrir en el futuro “efectos psicológicos o psicosexuales” ahora desconocidos.
También dijo que este delito puede considerarse como la “violación de la confianza más atroz” que pueden cometer “quienes se supone que son los protectores de sus hijos” y lo calificó de “acto terrible de crueldad“.
Según las organizaciones no gubernamentales que abordan este asunto, en torno a 5 800 mujeres y niñas han sufrido una mutilación genital, mientras que otras 2 700 corren el riesgo de verse sometidas a esta práctica.