Un hombre que fue secuestrado en Colombia cuando era niño fue hallado más de 30 años después en Noruega. Foto: REUTERS.
El pequeño Jhonatan, de tres años, jugaba con su hermano Alfonso en el jardín de su casa en el occidente de la capital colombiana el 25 de septiembre de 1988, cuando un hombre se acercó, lo invitó a comprar dulces a una tienda y sin que el niño opusiera resistencia se lo llevó sin dejar rastro.
Juan Jiménez, hermano de Jhonatan y Alfonso, observó la escena desde una ventana del segundo piso de la casa, pero con la inocencia de sus cinco años no le pareció extraño que un conocido de la familia se llevará al niño. Sin embargo, al igual que su madre Ana, creció con el dolor por la desaparición.
Años después, en 1994, el hombre que raptó a Jhonatan reapareció en la casa y confesó que, por órdenes de la pareja de Ana y el padrastro de sus hijos, se había llevado al pequeño, aunque suministró una información falsa al asegurar que había sido dado en adopción a una familia de Estados Unidos.
Juan escuchó la confesión y se propuso como meta de vida encontrar a su hermano, una misión que solo pudo empezar años después cuando viajó a Estados Unidos en donde estudió actuación y trabajó como actor.
“Yo creo que por eso era mi obsesión de siempre querer ir a Estados Unidos, yo siempre decía, yo voy a ir a Estados Unidos, yo voy a ir a Estados Unidos”, recordó Juan en la sala de su casa en Bogotá, en donde graba videos permanentemente para documentar su historia y hacer una película.
“Supongo que fue una promesa, crecí viendo a mamá sufrir tanto, así que siempre quise darle felicidad, hacer algo por ella, ver a tu mamá sufriendo de esa manera, supongo que ese fue mi gran deseo, tratar de hacer algo en esta situación, poder encontrar a mi hermano para mí sería el mayor regalo”, afirmó.
Juan recuerda que en Estados Unidos conoció a través de una revista el código de vida del famoso actor Denzel Washington y que su vida tomó otro rumbo. Dice que comenzó a leer la Biblia y construyó una fe inquebrantable que le permitió completar lo que parecía ser una misión imposible.
Prueba infalible
Como parte de sus esfuerzos para encontrar a Jhonatan, Juan viajaba cada año a Colombia en busca de pistas y aunque logró localizar por una red social al hombre que raptó a su hermano, cuando intentó reunirse con él fue tarde, había muerto.
A mitad de 2018, recibió un correo electrónico de una compañía de ADN que decía que estaba dando kits a personas que quisieran encontrar algún familiar.
Él contó su historia, quedó seleccionado, le enviaron el kit y funcionó. Meses después, en diciembre de 2019, recibió un mensaje de John, un abogado de 34 años residente en Noruega que se había sometido a la prueba de ADN y dijo que había sido adoptado en Colombia a los cuatro años.
“El resultado sugiere que eres mi medio hermano, tío o sobrino, así que a menos que tú también seas adoptado, ¡parece que estoy muy cerca de encontrar más información sobre lo que me pasó en Colombia en los años 80″, aseguraba el mensaje.
El pequeño raptado en un sector de clase media de Bogotá había aparecido en otro continente. Jhonatan dijo que creció con la convicción de que había sido abandonado en una calle por sus padres y llevado a un orfanato que lo entregó en adopción.
En enero de 2020 Juan se desplazó a Noruega en donde se reencontraron y emprendieron juntos el viaje a Colombia.
“Siempre quise encontrar a mi familia, y estaba muy feliz de haberla encontrado”, dijo Jhonatan. “Fue duro para mí pasar toda mi infancia sin saber de mi familia biológica”.
Atrapado en Colombia por el bloqueo del coronavirus en una visita el año pasado, Jhonatan estudió español y celebró todos los cumpleaños que su familia colombiana se perdió.
“Nunca podremos recuperar los 32 años que perdimos, pero podemos hacer que los próximos 30 sean los momentos más increíbles de nuestra vida”, afirmó Jhonatan.