La comparecencia del padre del copiloto, además del periodista y dos abogados, había sido criticada de antemano por representantes de los familiares de las víctimas como una “provocación”. Foto: AFP
El padre de Andreas Lubitz, el copiloto del avión de Germanwings que se estrelló contra los Alpes franceses con 150 personas a bordo, negó el viernes 24 de marzo del 2017 que su hijo sufriera depresión y tendencias suicidas, en su primera comparecencia ante los medios coincidiendo con el segundo aniversario de la tragedia.
“En el momento de la tragedia mi hijo no padecía depresión”, afirmó Günter Lubitz, en una conferencia de prensa, para añadir que tanto él como el resto de la familia sufren “un dolor muy especial y distinto” al de los allegados de las “otras víctimas“.
“Nuestro dolor es muy especial”, dijo, ya que a la pérdida de un ser querido se ha unido que se le considere “único responsable” de la tragedia y se le haya descrito como un “suicida y asesino múltiple”, que arrastró a la muerte a otras 149 personas.
Lubitz explicó que su hijo sí había sufrido una depresión que le fue diagnosticada en 2009, pero que la superó y fue así como en 2013 obtuvo un contrato como copiloto de Germanwings.
La causa por la que había acudido hasta a 40 médicos en los años siguientes era una “dolencia en los ojos”, insistió.
A la intervención del padre del copiloto siguieron las explicaciones del periodista y experto en aviación Tim van Beveren, según el cual las conclusiones tanto de la Fiscalía francesa como de la alemana se basaron en meras “especulaciones”.
Según van Beveren, quien dice haber analizado las 16 000 páginas de actas recopiladas por la investigación, se dio por bueno, apenas 48 horas después de la catástrofe, que Lubitz había estrellado deliberadamente el aparato “sin pruebas concluyentes”.
Beveren insinuó que no puede darse siquiera por probado que Lubitz se encerrase en la cabina, aprovechando una ausencia momentánea del piloto, y tampoco si esa persona estaba consciente mientras se le instaba a abrir la puerta.
La comparecencia del padre del copiloto, además del periodista y dos abogados, había sido criticada de antemano por representantes de los familiares de las víctimas como una “provocación”, máxime por coincidir con el aniversario de la tragedia.
“Cualquier otro día que hubiéramos elegido habría sido igualmente criticado”, indicó Günter Lubitz, para quien, desde hace dos años, no hay un día mejor que otro, puesto que tanto él como su esposa y su hijo menor viven a diario un dolor frente al que no hay “consuelo posible”.
La conferencia de prensa se había convocado a las 09:30 GMT, hora aproximada en que se estableció por última vez contacto con el vuelo 4U9525 de Germanwings, filial de bajo coste de la aerolínea alemana Lufthansa.
El aparato había despegado de Barcelona a las 09:10 horas con destino a Dusseldorf y, según la investigación, se estrelló contra los Alpes franceses por la acción deliberada y suicida de su copiloto.
De acuerdo con las conclusiones de ambas fiscalías, Andreas Lubitz estrelló el aparato de Germanwings aprovechando la ausencia momentánea del piloto, al que bloqueó la puerta de acceso a la cabina tras quedarse solo en su interior.
Según la investigación, Lubitz había pasado por unas 40 consultas médicas por diversos trastornos psíquicos y depresiones, tenía tendencias suicidas y estaba el día de la catástrofe de baja médica,