La leña como fuente de calor ante el invierno tiene una enorme demanda en Europa Central y Oriental. Los altísimos precios de la energía, así como una mayor seguridad en caso de que Rusia cierre el grifo del gas, lleva a muchos a acaparar madera para calentarse.
“Nadie esperaba esta enorme demanda”, explica Thomas Leitner, experto de la Cámara de Agricultura de Austria, al describir el mercado actual en su país, donde ya casi no es posible conseguir leña para calentar los hogares.
La situación es similar en otros países de esa región, altamente dependiente del gas ruso, como República Checa, Hungría, Rumania o Bulgaria, donde entre un 16% y un 33% de la población usa habitualmente la madera para la calefacción, según datos oficiales.
Todo apunta a que esos porcentajes serán considerablemente mayores este invierno, ya que son muchos los que recurren a la madera como alternativa menos cara y más segura al gas y la luz.
“La población se está reorientando hacia este combustible tradicional, incluso donde esta calefacción no era habitual; y esto provoca escasez en el mercado”, ha resumido recientemente el viceministro búlgaro de Agricultura, Valentin Chambov.
Alza de costos
El precio de la leña ronda los USD 90 por metro cúbico, tanto en la rica Austria como en Bulgaria, el país más pobre de la Unión Europea (UE), tras encarecerse en lo que va de año entre el 55 % y el 70%, respectivamente. Pero aún con esta fuerte subida, la apreciación del costo de la madera es moderada comparada con la del gas y la electricidad.
El problema es que, dado que se ha disparado el consumo, ya “no hay oferta”, señala un empresario del sector en el sur de la República Checa, donde hay importantes explotaciones forestales. Además del incremento sin precedentes de la demanda, a la casi completa paralización del mercado de la leña contribuye asimismo una reducción de la
oferta en las cadenas habituales del suministro.
Las exportaciones de Rusia, Bielorrusia y Ucrania han quedado bloqueadas desde hace meses por la guerra y las sanciones, mientras que algunos gobiernos, como el de Hungría y Bulgaria, han introducido limitaciones a las
ventas al exterior.
También en otros países las autoridades han comenzado a tomar cartas en el asunto, tras constatar comportamientos irracionales de compradores, que ya en el verano dejaron vacíos los estantes de los almacenes al hacer un acopio exagerado de leña y pellets.
“Han comprado tres y cuatro veces más de lo que necesitarán este invierno”, asegura Leitner, al tiempo que estima que la oferta disponible ahora en Austria, a pesar de contar con frondosos bosques, se limita a la de unos pocos pequeños vendedores alpinos.
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