Las dudas que deja en Colombia la versión del general Rubén Darío Alzate

Dos interrogantes dejó la versión del general Rubén Darío Alzate al explicar las razones por las cuales cayó en manos de las FARC, hace dos semanas, y que terminaron con su salida del Ejército luego de más de 30 años de servicio.

La primera tiene que ver con los informes de inteligencia que había recibido del Ejército y la Policía, antes de partir hacia el corregimiento de Las Mercedes. Según el general, se había informado de la seguridad en la zona a la que se movería, pero claramente lo que le dijeron no correspondía con la realidad.

La otra duda que genera su versión se relaciona con el uso del uniforme. Dijo que el uso de las prendas del Ejército no generan confianza en las comunidades, razón que no cayó muy bien. Explicó que a lo largo del año que lleva en el departamento se encontró con la “natural desconfianza” de los pobladores hacia la Fuerza Pública y que por eso decidió no utilizar el uniforme militar ni el dispositivo de seguridad que obligatoriamente deben cumplir los generales.

Al caer la tarde de este lunes (1 de diciembre del 2014), en una rueda de prensa que se había postergado por horas tras su liberación el domingo, el general Rubén Darío Alzate anunció su renuncia con estas palabras: “Debo reconocer que mi afán de servicio y el amor por el pueblo chocoano me llevaron a no aplicar los procedimientos que en materia de seguridad debía adoptar en mi desplazamiento como general de la República y como comandante de la fuerza de tarea conjunta Titán (...) Por mi honor militar, he solicitado al Gobierno Nacional mi retiro del servicio activo”.

Fue el desenlace anunciado desde que, apenas horas después de su secuestro en un caserío del Chocó, el propio presidente Juan Manuel Santos les exigió a los altos mandos que le explicaran qué hacía un general de la República en plena zona roja sin seguridad alguna y además vestido de civil.

Después de varias reuniones con los altos mandos y con el ministro de Defensa, Juan Carlos Pinzón, Alzate dio por terminada su carrera militar. “Agradezco al Hacedor haberme permitido portar el uniforme. Por mi honor militar, como primera virtud del soldado que he respetado sirviendo por más de 33 años de entrega y desprendimiento a nuestra Patria, y por el amor y respeto a nuestra institución militar, que por este hecho se ha visto afectada, he pedido la baja”, dijo Alzate en una intervención que duró poco más de cinco minutos y en la que lo acompañó su esposa, Claudia Farfán. Hora y media después, el presidente Santos le aceptó la solicitud de la baja.

Con uniforme de gala y con voz entrecortada, el general aseguró que violó los protocolos de seguridad en su afán por acercarse a las comunidades y que, como parte de su misión, no solo se preocupó por combatir a la guerrilla sino la pobreza estructural del Chocó.

Afirmó también que lideró un proyecto de desarrollo comunitario que estaba gerenciado por Gloria Urrego, su asesora, quien también fue secuestrada con él, y que esa iniciativa “hoy le permite al Chocó tener visión de desarrollo a largo plazo”.

La explicación de Alzate a la pregunta que se hacía todo el país, y que fue reiterada por el presidente Santos a lo largo de estas dos semanas, fue una supuesta maniobra de distracción que terminó en desastre.

Su versión es que en Las Mercedes, el caserío de Quibdó donde fue secuestrado el 16 de noviembre, se está desarrollando un proyecto energético que incluye la instalación de turbinas en el río Atrato, y que ese domingo decidió visitar la zona después de haberse reunido con autoridades militares y policiales de la zona. También señaló que a lo largo del año que lleva en el departamento se encontró con la “natural desconfianza” de los pobladores hacia la Fuerza Pública y que por eso decidió no utilizar el uniforme militar ni el dispositivo de seguridad que obligatoriamente deben cumplir los generales.

“Me informé de la situación operacional y de inteligencia del área y procedí a visitar el corregimiento, adoptando unas medidas de seguridad que incluían: desinformación de mi ruta y destino final, el no acompañamiento de mi anillo de seguridad y el manejo de un bajo perfil, razón por la que iba de civil y sin armamento”, dijo.

En Las Mercedes, agregó, lo abordaron cuatro hombres vestidos de civil que portaban fusiles. Entre ellos, estaba alias ‘Chaverra’, uno de los jefes del frente 34 de las FARC en el Chocó. “Nos secuestraron en total estado de indefensión y eso configura una grave violación de los derechos humanos y del Derecho Internacional Humanitario”, afirmó.

También dijo que en todo este tiempo estuvo esposado o amarrado a un árbol y que fue sometido con sus compañeros de cautiverio a “largas caminatas y amenazas de muerte”. Y agregó que los que llamó “terroristas de las FARC” lo obligaron a participar en un “show mediático” que incluyó su polémica fotografía con ‘Pastor Alape’, máximo jefe de las FARC en el noroccidente del país y negociador de ese grupo en Cuba.