El presidente palestino Mahmud Abbas se reunió con el secretario de Estado de EE.UU., John Kerry. FOTO: AFP
El presidente palestino, Mahmud Abbas, anunció que lanzará “una bomba” política en su discurso de hoy ante la Asamblea General de la ONU. Nadie sabe cuál es el anuncio que pretende hacer, pero sus palabras han desatado especulaciones sobre una posible dimisión del político de 80 años o una disolución de su Autoridad Palestina.
Los asesores de Abbas intentan calmar los ánimos y dan a entender tras bambalinas que lo más probable es que no haya ningún anuncio de alcance drástico durante el discurso en Nueva York.
El presidente palestino amenazó continuamente con “devolver las llaves” a Israel. Sin embargo, una disolución de la autoridad autonóma creada en 1994 -motivada por la profunda frustración del proceso de paz con Israel que se rompió el año pasado- parece improbable.
El relativo bienestar con el que cuenta Cisjordania, al menos en comparación con la Franja de Gaza, depende de su continuación. La desaparición de la autoridad pondría en peligro los fondos internacionales millonarios con los que se financian -entre otras cosas- los salarios de unos 180 000 funcionarios palestinos.
Hanna Amira, miembro del comité ejecutivo de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), anunció que Abbas hablará sobre todo de la situación explosiva en Jerusalén, donde recientemente se registraron confrontaciones violentas entre jóvenes palestinos y las fuerzas de seguridad israelíes en torno a la Explanada de las Mezquitas.
Los palestinos acusan a Israel de querer aumentar los controles sobre el lugar, sagrado tanto para los judíos como para los musulmanes. “La situación tal como es ahora no puede continuar”, dijo Amira a la radio palestina en referencia a la situación en el emblemático lugar de Jerusalén y también a la construcción de asentamientos israelíes por las autoridades.
Si Israel no cumple los acuerdos de paz firmados, también la cúpula palestina se desdecirá de ellos, amenazó. La insatisfacción política en los territorios palestinos es grande y las críticas a Abbas crecen. Una mayoría del 65 por ciento de los palestinos quieren que Abbas dimita de la presidencia, como señaló una reciente encuesta del centro de investigación política y de sondeos y la fundación alemana Konrad Adenauer en Ramalá.
El 53 por ciento de los encuestados consideró además que la autoridad palestina no es más que una “carga” para su pueblo. Desde hace años, Abbas ostenta el poder de facto sin legitimación democrática. Fue elegido en 2005 para un mandato de cuatro años y un año después la organización radical palestina Hamas ganó las elecciones parlamentarias y en 2007 tomó el poder por la fuerza en la Franja de Gaza.
Desde entonces, el moderado Al Fatah (el partido de Abbas) y Hamas no se han puesto de acuerdo para celebrar nuevas elecciones, pese a una reconciliación oficial y la formación de un gobierno de unidad el año pasado.
La brecha entre Al Fatah y Hamas se considera también un motivo de que los esfuerzos para la formación de un estado palestino independiente hayan caído hasta ahora en saco roto. “El presidente está cansado y desilusionado”, opina el politólogo palestino Hani Masri. “Está decepcionado de los estadounidenses y los israelíes”.
Abbas puso “toda la carne en el asador del llamado proceso de paz”, mientras Israel impulsaba la construcción de asentamientos en Cisjordana y Jerusalén Este y “hacía todo lo posible para bloquear el camino hacia la creación de un Estado palestino”. El conservador primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, ha llamado en varias ocasiones a Abbas a volver ala mesa de negociaciones, pero los palestinos no confían en sus intenciones.
En vista del estancamiento político, Abbas se ve también obligado cada vez más a luchar internamente por mantenerse en el poder. El Consejo Nacional Palestino (CNP) – el órgano de más alto rango de la OLP- volverá a celebrar una sesión regular por primera vez desde 1996.
El presidente Abbas, que preside el comité ejecutivo de la OLP, ha anunciado que en el marco del encuentro dejará su puesto al frente de esa organización, algo que los analistas consideran simplemente como una acción táctica con la que pretende reformar su postura en sus propias filas. “Antes de su marcha política Abbas colocará a políticos cercanos en puestos centrales de la OLP y su organización Al Fatah”.