La CUP se convirtió hoy en pieza clave para el independentismo en Cataluña: el jefe del Ejecutivo de la región, Artur Mas, necesitará el apoyo de este partido de izquierdas para formar gobierno e iniciar el camino a la secesión.
La candidatura separatista Junts pel Sí, impulsada por Mas, no obtuvo mayoría absoluta en el Parlamento catalán, por lo que tendrá que pactar con la CUP, que logró diez diputados, para que facilite su investidura. Pero los secesionistas de izquierdas, declarados anticapitalistas y antieuropeos, ya advirtieron de que no quieren a Mas al frente del Ejecutivo, lo que podría obligar a éste a ceder el cargo.
“El proyecto independentista sigue adelante y constata que Mas no es imprescindible”, reiteraron hoy. La CUP tampoco ve con buenos ojos continuar el proceso soberanista con menos del 50 por ciento de los votos, una cifra que las dos listas independentistas no alcanzaron hoy por dos décimas.
Desde la candidatura de Mas, formada por su partido; por Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) y por miembros de entidades civiles independentistas, consideran que una mayoría de diputados secesionistas sí es suficiente.
Las elecciones de hoy son las segundas de ámbito regional a las que concurre la Candidatura de Unidad Popular (CUP), que tiene representación en decenas municipios catalanes. En las primeras, las de 2012, obtuvieron tres diputados. Hoy triplicaron ese resultado.
“Ante los ojos del mundo decimos al Estado español que somos muchos, más, cabezotas y determinados, y que no tenemos miedo”, dijo hoy en una primera reacción el candidato de la formación, Antonio Baños, ante los gritos de “independencia” de varios centenares de personas.
Mientras Junts pel Sí defiende una Cataluña independiente dentro de la Unión Europea (UE), la CUP defiende la salida de esta organización internacional y también de la OTAN, además del abandono del euro. Abogan, además, por la democracia participativa, la mejora de la igualdad social, el desarrollo sostenible y la promoción del tejido asociativo.