Tammy Arrant (centro) y Brent Maddox (derecha) rezan durante una ceremonia de alabanza al agua, organizada por la iglesia Metodista Unida en Pensacola, una de las playas más turísticas y paradisíacas de Florida, EE.UU.
La ceremonia , realizada ayer, tenía como objetivo pedir buenos resultados en los esfuerzos por detener el derrame de petróleo que comenzó el 22 de abril pasado.
Por su parte, el presidente ejecutivo de British Petroleum (BP), Tony Hayward, dijo ayer que no planea renunciar por el enorme derrame de crudo en el golfo de México, mientras los esfuerzos del gigante energético por contener el vertido parecen haber logrado algunos avances.
La presión pública y política ha ido en aumento sobre BP para que cierre un pozo de crudo en el lecho marino y asuma la responsabilidad financiera por la limpieza y los daños provocados a los pescadores, industria turística y la vida salvaje.
Tras una serie de fracasos, BP también parecía lograr progresos en su último intento por detener la filtración: una tapa de contención fijada al pozo dañado. La firma británica dijo ayer que el domo había capturado 10 500 barriles de petróleo en un lapso de 24 horas.