Un atentado con coche bomba contra una sede policial en Karachi, la principal ciudad de Pakistán, dejó ayer al menos 18 muertos y 130 heridos.
El ataque fue reivindicado por los talibanes paquistaníes, autores de multitud de atentados contra las autoridades gubernamentales y las fuerzas de seguridad, perpetrados la mayoría en la zona noroeste del país.
La explosión causó el derrumbe de un edificio de dos plantas. “Tenía por objetivo las oficinas del Departamento de Investigación Criminal (CID)”, declaró Fayaz Lughari, alto responsable de la Policía local.
Los asaltantes, en número sin determinar, llegaron al pie del edificio, “dispararon contra la Policía y después precipitaron su vehículo cargado de explosivos contra el inmueble”, informó el ministro de Interior de la provincia de Sindh, Zulfiqar Mirza.
“Fue una explosión enorme, causó un gran cráter, algo así como el del Hotel Marriott de Islamabad”, agregó en referencia al atentado con camión bomba que dejó 60 muertos en el 2008.
El jefe de la Policía provincial, Salahuddin Babar Jattak, explicó que “el CID arrestó recientemente a varios terroristas”, aunque “ninguno de ellos se encontraba en el inmueble en el momento del ataque”.
“El edificio ha quedado completamente destrozado. Algunas viviendas vecinas están seriamente dañadas”, dijo el oficial de policía Tariq Razzaq Dharejo.
El inmueble albergaba una prisión, donde el CID retenía regularmente a criminales y terroristas de alto rango, y dos comisarías , de hombres y de mujeres.
Los heridos, entre ellos 25 mujeres y 20 niños, han sido trasladados a hospitales.