Manifestantes gritan consignas durante una protesta por el asesinato de Marielle Franco el viernes 16 de marzo de 2018, en Río de Janeiro (Brasil). Foto: EFE
Nuevas protestas se vivieron la noche de este viernes (17 de marzo del 2018) en Río de Janeiro en homenaje a la concejal Marielle Franco, asesinada el miércoles, en medio de todo tipo de versiones sobre el crimen, que incluso apuntan a que las municiones pertenecían a un lote comprado por la Policía Federal (PF).
Aparte de la investigación sobre el homicidio a cargo de la Policía Civil de Río, “se abrió una pesquisa en el ámbito de la Policía Federal para determinar el origen de las municiones y las circunstancias de los cartuchos hallados en el lugar del crimen”, indicó la PF en un comunicado.
Previamente a ese anuncio, TV Globo aseguró que Marielle Franco, una carismática líder de 38 años del Partido Socialismo y Libertad (PSOL), fue abatida el miércoles con balas de calibre de 9 mm que formaban parte de un lote adquirido por la PF en diciembre del 2006.
En Río existen redes de tráfico de armas en las que participan policías, guardias penitenciarios y militares, señaló en el 2016 una Comisión Parlamentaria de ese estado con amplias zonas bajo control de bandas de narcotraficantes o de milicias parapoliciales, las mismas que eran objeto de las denuncias de la concejal.
Las manifestaciones masivas del jueves en repudio al asesinato de Franco –con más de 50 000 participantes en Río y 30 000 en São Paulo– encontraban eco el viernes en nuevas convocatorias a protestas al final de la tarde. En el centro de Río, los faroles estaban cubiertos con imágenes de Marielle, conocida por su combate contra el racismo y las violencias policiales en las favelas, y con un mensaje repetido: “Marielle, presente”.
Las paredes del Consejo Municipal estaban también cubiertas de pintadas contra la Policía y contra el gobierno de Michel Temer. La investigación corre bajo secreto de sumario, pero según trascendidos de la prensa, el auto en el cual Marielle Franco regresaba a su casa después de asistir a un evento de empoderamiento de mujeres negras fue seguido durante cuatro kilómetros por otro vehículo.
El ataque tuvo lugar en el centro de la ciudad y hubo al menos 13 disparos realizados a unos dos metros de distancia. Junto a la concejal, quien recibió cuatro impactos de bala en la cabeza, murió el conductor del vehículo, Anderson Gomes. Otra pasajera, su asistente de prensa, recibió solo esquirlas.
Numerosos criterios vinculan esa “ejecución” con las denuncias de la concejal contra el accionar de milicias parapoliciales o de la intervención militar de Río, decretada hace exactamente un mes por Michel Temer. El ministro de Seguridad Pública, Raul Jungmann, anunció una investigación exhaustiva, aunque se abstuvo de avanzar la hipótesis. El escepticismo planea sobre esa promesa, en un país con altos índices de impunidad.
“Con un trabajo serio, sin miedo de atacar los quistes de corrupción, violencia y crimen incrustados en el Estado, ese crimen se puede resolver en dos semanas”, declaró el diputado Chico Alencar, del PSOL.
“Existe en Río de Janeiro una cultura de matriz mafiosa, de eliminación de personas que se oponen de alguna forma o resisten a las organizaciones criminales”, y eso sería lo que ocurrió con Marielle Franco, dijo el jurista Walter Maierovitch, exsecretario Antidrogas (1999).
Los grandes diarios de Río consagraron el viernes sus portadas y varias páginas a las manifestaciones. O Globo y O Dia citaron una frase colgada por Marielle Franco un día antes de su muerte en las redes sociales: “¿Cuántos más tendrán que morir?”. El mensaje se refería a la muerte de un joven que salía de una iglesia, presuntamente debido a un abuso policial.
Para el diario Folha de São Paulo, el asesinato de la concejal “despertó un gigante dormido” a meses de las elecciones generales de octubre, al generar las mayores manifestaciones de la izquierda que hasta ahora nunca consiguió movilizar de manera duradera a sus bases contra las medidas de austeridad de Temer.