Donald Trump y su vicepresidente, Mike Pence, en un gala durante la campaña electoral. Foto: AFP
Incertidumbres y temores de todo tipo se ciernen sobre el planeta. Quiéranlo o no, la presidencia de Donald Trump marcará un antes y un después en la economía, la política, el ambiente y en otros ámbitos cotidianos.
“Nada será como antes”, es la frase rubricada por quienes auguran cambios dentro de los Estados Unidos y en el resto del mundo.
Como empresario y como político, el republicano es más que impredecible. Atrás queda la imagen de organizador de torneos de belleza, presentador de TV en ‘El Aprendiz’ o de exitoso empresario dueño de un edificio en la Quinta Avenida de Nueva York.
Desde el viernes 20 de enero del 2017 su cuartel será la Oficina Oval en la Casa Blanca y desde ahí dirigirá a su nación y la geopolítica internacional.
En su edición digital del 12 de enero, el diario español El Mundo titulaba su editorial: ‘Trump, contra todos, sigue sin asumir que será presidente’. En ese texto se plantea un escenario incierto de lo que será la administración republicana de cara a EE.UU. y al mundo.
Es que ese escenario se irá marcando desde el viernes, cuando el republicano y multimillonario Donald Trump se convierta en el presidente 45 de EE.UU. Su estilo, desde la campaña, está definido por la agresividad y una posición dura en defensa de los llamados intereses de los estadounidenses. Los primeros en ‘sentir’ esa visión fueron los inmigrantes, especialmente los mexicanos y los fabricantes estadounidenses y europeos de automóviles.
Con estos antecedentes, un escenario de incertidumbre y temor se cierne sobre la región, sobre América Latina, con México a la cabeza con la construcción “inmediata” de un muro en la frontera que a la larga, dijo, pagará el país azteca.
En la lista de la línea dura se prevé que estarán Venezuela y Cuba. En ese sentido, vía Twitter, Trump ha escrito algunos destellos de su visión en cuanto a la relación con esos países.
Carmen Aristegui, periodista mexicana, señala el escenario incierto y hasta negativo que se cierne sobre México. De hecho, la comunicadora lo califica como el ‘Tsunami Trump’, preocupación que se suma a la ausencia de políticas de Enrique Peña Nieto.
Más hacia Centroamérica las relaciones del país poderoso del norte estarán dadas por los intereses comerciales que estos puedan generar. En este punto destacarán las relaciones con Costa Rica y Panamá. En el otro grupo de países se ubican Guatemala, Honduras y Nicaragua; este último gobernado por el exguerrillero sandinista Daniel Ortega. En noviembre, envió una comunicación al entonces presidente electo en el que entibiaba las aguas: “Nos sumamos a quienes creemos que es posible trabajar con los EE.UU., para contribuir a un mundo que privilegie diálogo y entendimiento…”.
Al sur del continente, los vinculos comerciales se centrarán en Brasil, Argentina, Colombia, Perú y Chile. El resto de países, incluyendo el nuestro, será una periferia económica y también política.
Este escenario se irá develando con las primeras decisiones que tomará Trump al llegar al Despacho Oval, en la Casa Blanca. Los augurios no son buenos. Dentro de su visión proteccionista, los acuerdos comerciales y de libre comercio no entran en esa óptica.
La agencia alemana de noticias DPA se pregunta: ¿Qué se puede esperar del nuevo mandatario y de su Gobierno? En política exterior, por el momento no está claro si la cercanía mostrada por Trump con Rusia se traducirá en hechos. Esta semana el presidente ruso Vladimir Putin calificó que Trump tuvo una contundente victoria, como buscando unas nuevas relaciones.
Por otra parte, dice la agencia noticiosa, China podría convertirse en la próxima “bestia negra” para Washington, como dejó entrever el mandatario con su provocación al gigante asiático al cuestionar la política de una sola China, lo que por ende significaría un reconocimiento tácito de Taiwán, situación incómoda para el gigante asiático.
En el Foro Económico Mundial, que se realiza en Davos, Suiza, el presidente chino, Xi Xiping, en su discurso se levantó como el gran defensor de la globalización, no sin antes emitir alusiones a las declaraciones proteccionistas y hasta beligerantes de Trump.
En cuanto a Medio Oriente, todo apunta a una clara tendencia a favorecer a Israel. Varios miembros del futuro Gobierno ven al país inmerso en una guerra contra el terrorismo islamista. Además, quieren limitar la inmigración desde países sobre todo musulmanes. Trump habló sin dar detalles de un plan para acabar con el Estado Islámico (EI).
En fin, una nueva página de la historia de Estados Unidos y del mundo se abre el 20 de enero, con Donald Trump de protagonista.