El reclamo de una mujer al vendedor de una tienda de Quito por el uso del término ‘veci’ generó debate. Foto: Captura de pantalla
Todo empezó en una tienda de barrio, al parecer del norte de Quito. El dependiente llamó ‘vecina‘ a la compradora y ella reaccionó: “Yo no soy su vecina”. El hombre contestó: “Disculpe si le ofendí”. Según la mujer, como caballero debía decirle “señora buenos días”, para que ella responda con un “señor tenga la gentileza de…”.
La historia, recogida en un vídeo que dura un minuto y 11 segundos, ha sido comentada en redes sociales, entre el sábado 11 y domingo 12 de julio del 2020. En una de las cuentas en las que se publicó se observa que tiene 424 000 visualizaciones.
Incluso el profesor universitario, Farith Simon, escribió en su cuenta de Twitter. “Me encanta que me digan ‘veci’ y decirles ‘veci’. Esto es el epítome del doble estándar, dando ‘lecciones’ de trato y de respeto”, dijo el Decano del Colegio de Jurisprudencia de la USFQ.
La escena de la mujer, con opiniones de todo tipo, fue grabada por otro de los compradores de la tienda, que le dice: “Señora se mueve por favor, necesito hacer mis compras”. Ella le responde con algunas palabras fuertes. El hombre esperaba que ella pagara para terminar su compra. Finalmente, antes de salir de la tienda, la mujer increpa otra vez al tendero: “Le he dicho mil veces que no soy su vecina”. Se despide con un “que tenga una buena noche señor” y atribuye el uso del término ‘veci‘ a “indígenas”.
“Buena parte rechaza esa actitud y eso es positivo”. Lo apunta Natalia Sierra, socióloga y profesora de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE). Ella durante 12 años estuvo a cargo de una cátedra denominada procesos culturales del Ecuador, en la que trataban la problemática, el mestizaje, conflictos de la identidad nacional.
¿De dónde viene ese término vecina, vecino, ‘veci’? Según el Diccionario de la Real Academia Española, vecino es alguien que habita con otros en un mismo pueblo, barrio o casa, en vivienda independiente. Además cercano, próximo o inmediato en cualquier línea. Y que ha ganado los derechos propios de la vecindad en un pueblo por haber habitado en él durante mucho tiempo. También semejante, parecido o coincidente.
Natalia Sierra dice que vecino es un término que se usaba en los barrios populares de Quito, no está segura de que se utilice en Guayaquil. Pero sí alrededor de la Sierra; indica que es parte del comportamiento cultural de la sociedad quiteña, por lo que personas de diferentes estratos sociales se relacionan entre ellos a través de esa palabra.
Me parece interesante -anota- que la expresión vecina, algo propio de Quito-Ecuador, haya sido acogida por la sociedad, porque afirma identidad nacional, sentido de pertenencia y una cultura, y mucho más interesante que esté ligado a estratos populares, más cercanos a nuestra matriz indígena, campesina-indígena.
En Quito, incluso en cuentas de redes sociales del Municipio, se ha usado la palabra en hashtag como #VeciCierreLaLlave como parte de un llamado para ahorrar el agua, usar lo indispensable. Un exconcejal capitalino también acompañaba su nombre con el término: ‘Vecino’ Mario (Guayasamín).
En redes sociales, como Twitter, usuarios comentaban el hecho y buscaban explicaciones. Así @fridayorke pidió una opinión a una historiadora Andrea Miniguano, quien le compartió una publicación de Hernán Sevilla, quien comentó que en la serranía quitense, en el siglo XIX se usaba una variedad de vocativos para denotar cercanía y afectuosa consideración. Pot ejemplo, en lugar de ‘su merced’, dice, popular en Nueva Granada, acá era cotidiano “mi amor, mi corazón, mi belleza, mi amoroso, mi precioso, mi lindo, mi bonito”, para el trato entre pares, incluso entre caballeros.
La publicación refiere que otros vocativos se incorporaron en cada región, como cholito, por ejemplo en la Sierra Sur. Y dice que entrado el siglo XXI, y sin duda con influencia del discurso igualitario, “veci” se volvió la forma usual y popular. “Palabra mágica de las relaciones del pequeño comercio, denota horizontalidad y pertenencia a una misma comunidad“.
Para Natalia Sierra, la socióloga y maestra universitaria, esa es la clave de la palabra “romper el distanciamiento, sentir cerca al otro. Ahora que estamos obligados a estar distanciados físicamente (por el covid-19), esa palabrita nos hace sentir mejor. En un sector de clase media, en donde vivo, no se usaba, pero en medio de la pandemia me han estado llamando ‘veci’ y me ha nacido devolverlo con el ‘veci’, que genera un lazo, una comunidad. Todos los seres humanos nos sentimos más seguros en comunidad, en una vecindad. No somos extraños y eso nos otorga una fortaleza”.
En cuanto al último comentario de la señora del vídeo, cuyas fotografías, nombre y teléfono han sido expuestas en redes sociales, acto criticado también por internautas, ¿qué opina la socióloga? Decir que el término ‘veci’ es de indígenas le parece un rezago de la cultura colonial, de jerarquías y de dominación y exclusión hacia los pueblos indígenas. “Queda en un cierto sector social y en una cierta generación porque obviamente la gente de 40 años hacia abajo ha vivido procesos de democratización por efecto de las luchas indígenas, no es un regalo de la clase media. Y por eso para ellos es mal vista esa jerarquización, ese rezago racista provoca rechazo”.
“Me alegra ese rechazo generalizado a esas expresiones porque muestra un apego, un sentido de pertenencia a algo nuestro como el uso del vecino, vecina en el lenguaje. Este país no es industrializado, mientras sea básicamente campesino, la cultura fundamental será del campo, de lo indígena. Es equivocado usarlo como un insulto”, señala Natalia Sierra.