Miles veneran al Niño de Isinche
Redacción Sierra Centro
Mónica Mayorga junta las manos y se arrodilla. Mientras reza en silencio, se seca las lágrimas. El lunes, la ambateña de 30 años llegó temprano al santuario del Niño de Isinche.
Está ubicado en la hacienda Isinche Grande, a 5 km de Pujilí, en la provincia de Cotopaxi. Allí se venera a la imagen que mide 35 cm de alto.
Una reja de hierro protege la urna de vidrio donde se encuentra la imagen cubierta con un elegante traje morado.
Luego de rezar, Mayorga se santigua y coloca un arreglo de rosas rojas junto a la urna. Cuenta que hace ocho años le diagnosticaron cáncer de mama.
“Vine al Santuario y le pedí al Niñito que me sanara. A los pocos meses de someterme a la quimioterapia estuve curada”.
Agrega que luego se quedó embarazada, pese a que le dijeron que no podía tener hijos. “Es un milagro”, sostiene sollozando, mientras abraza a su hija, a quien puso el nombre de Narcisa Milagros. La pequeña tiene 10 meses.
Bolívar León es el dueño de la hacienda Isinche Grande y el custodio de la imagen, desde 1997.
Cuenta que en 1742, la figura tallada en madera fue encontrada por los indígenas que trabajaban en los obrajes que funcionaban en la propiedad y que eran administrados por los sacerdotes jesuitas. Estaba entre los bultos de lana que traía una mula desde la ciudad de Riobamba.
La gente del pueblo decidió construir la iglesia en la hacienda. “Desde entonces se celebra la fiesta del Niño de Isinche, todos los años”, menciona León.
En un cuarto de la casa de la hacienda, que hace poco fue restaurada, León guarda en roperos, en baúles antiguos y en fundas plásticas más de 5 000 trajes elaborados con finas telas y encajes de varios colores.
También hay 600 pares de zapatos y sombreros donados por los priostes y devotos que cada año llegan al Santuario.
Según León, más de 7 000 feligreses de Ambato, Riobamba, Quito, Latacunga… llegan en las vísperas de Navidad con velas, imágenes religiosas y flores para agradecer los favores. Para acoger a los devotos en la plaza central de la hacienda, se colocaron bancas para 500 personas.
En este lugar descansan los devotos que asisten a las celebraciones religiosas, que se iniciaron la semana pasada.
Van disfrazados y con bandas de pueblo. Por la plaza camina Patricio Tamayo. Él es otro de los devotos que cada año llega desde el cantón Píllaro, en Tungurahua.
El hombre asegura que la imagen es milagrosa y que sanó a su prima Lourdes Moya, quien debía someterse a una operación de corazón abierto, hace 15 años.
“En 1994, mis tíos fueron los priostes del Niño. Ellos llegaron con bandas, flores y ofrendas. Después de unos meses mi prima se sanó. Los médicos se quedaron sorprendidos por el milagro. Ahora ella trabaja en España”, cuenta alegre. Desde entonces, la familia viaja al Santuario.
“El rostro del Niño es bello. Es muy milagroso”, comenta María Toapanta, devota que llegó ayer desde Salcedo.
La mujer dice que obtiene buenos ingresos en su negocio de legumbres y que el Niño de Isinche bendice a toda su familia.
La novena del Niño de Isinche culminará mañana. Al siguiente día se realizará la tradicional fiesta, con una peregrinación desde Pujilí hasta el Santuario.
La fiesta empezará a las 14:00. Se celebrará una misa campal y se presentarán grupos de danza y música. También se organizará un festival de juegos pirotécnicos.
Este año hay cuatro priostes de la fiesta. Ellos se encargan de entregar los recuerdos de la celebración, contratar a las bandas de pueblo, a los danzantes y de organizar la eucaristía.
La carretera Latacunga- Pujilí-Isinche está en buen estado
La vía Latacunga-Pujilí-Isinche está asfaltada. Se recomienda ir con ropa abrigada. Hay camionetas que van a Isinche. El pasaje cuesta USD 0,25. Está prohibido tomar fotos de la imagen del Niño.
Afuera de la hacienda Isinche Grande se venden estampas, rosarios, escapularios y otros recuerdos. Lo más barato es una estampa del Niño de Isinche, que cuesta USD 0,25. Hay una veintena de comerciantes en el sitio.
Las estampas que más se venden son las que muestran al Niño de Isinche vestido con trajes de militar, de policía, de danzante y con el uniforme de la selección de fútbol.
En el Santuario de Isinche se asignó un lugar para que los feligreses coloquen las velas. El espacio está lejos de la imagen. Esto se hizo con el propósito de protegerla. El Santuario está abierto desde las 08:00 hasta las 17:00. Además, hay un parqueadero.
En las paredes del Santuario hay cientos de placas de agradecimiento y fotografías. Estos regalos se exhibirán en el museo del Niño de Isinche. La construcción de la edificación se iniciará en los próximos meses. Los trabajos serán coordinados por Bolívar León, propietario de la hacienda.
El ingreso a la hacienda Isinche Grande no tiene ningún costo. La Policía patrulla el lugar, especialmente, en la noche, para ofrecer seguridad a los devotos. La misa es celebrada por varios sacerdotes de Pujilí y de Latacunga.
En el ingreso a la hacienda hay amplios jardines. Allí, la gente también puede descansar después del viaje. Solo se solicita no arrojar basura. Por el predio cruza un río, en cuyas márgenes se pueden realizar ejercicios.
En la parte exterior del Santuario se venden fritada y empanadas de queso. El plato cuesta USD 1. También hay restaurantes en Pujilí y Latacunga.