En el trascurso del día la celebración fue por partida doble. Los hijos y nietos de María Dolores Pérez, llegaban con ramos de rosas, globos y chocolates. Otros le abrazaban y le pedían la bendición a la abuelita. Foto: Fabián Maisanche/ EL COMERCIO
María Dolores Pérez descansaba en una silla metálica mientras sus cuatro hijas y cinco nietos preparaban el almuerzo por el Día de las Madres, la mañana de este domingo 12 de mayo del 2019.
La mujer, de 83 años, de cabello cano vive con su esposo, Juan Castillo, en una pequeña casa en el barrio La Vicentina, en el sur de Ambato.
“Mamita Lola” o “mamá Lola” como le dicen sus 10 hijos, 28 nietos y 18 bisnietos compartió el desayuno con dos de sus hijas y cuatro nietas. Mientras degustaba su café comenzaron las llamadas de sus nietos que viven en Madrid, España.
Sus hijas confirmaron el arribo del resto de la familia para el almuerzo vía telefónica. En total, 35 personas de las 56 que conforman la familia Castillo Pérez fueron parte del festejo.
En el trascurso del día la celebración fue por partida doble. Los hijos y nietos llegaban con ramos de rosas, globos y chocolates. Otros le abrazaban y le pedían la bendición a la abuelita.
Entre todos prepararon el fogón para cocinar la carne y los embutidos. Otros se encargaron de las papas, de pelar las cebollas, los tomates y las hierbas. Los más pequeños arreglaron dos dormitorios donde se realizó el programa. Los demás se encargaron de las bebidas, los pasteles y flores.
“Lo planificamos hace dos semanas pero no solo nos reunimos por el Día de la Madre también lo hacemos por Finados, Carnaval y otras festividades. Esas fechas son pretextos para reunirnos”, aseguró Paulina Castillo.
“Mamá Lola” contó que su primer hijo lo tuvo a los 20 años. En su juventud fue cocinera del extinto hotel Villa Hilda, ubicado en el residencial barrio Miraflores. “Mis primeros hijos tuvieron que ayudarme a criar a los más pequeños. Cuando ellos crecieron tuve que darles la mano con mis primeros nietos y comencé a retirarme de la cocina y a pasar en la casa”, dijo Pérez.
Una de las actividades de la familia, contaron varios de ellos, es reunirse un sábado de cada mes. El propósito es conocer cómo están, orar y compartir.
“Siempre estamos pendientes de mi abuelita y mi madre. Son los tesoros más grandes que tenemos”, dijo la nieta, Daniela Portero.