En uno de los últimos operativos, agentes del Servicio Nacional de Aduana del Ecuador decomisaron botellas de whisky, ropa, calzado y vehículos. Foto: SENAE / EL COMERCIO.
El negocio se concreta en un local pequeño del norte de Quito. “¿Quiere sin factura? Si es así, la botella de whisky le sale a USD 35. Si lleva la caja es más barato, pero se la entregamos en otro lugar”, comenta un comerciante. La transacción es como cualquier otra, salvo que tiene las características propias del contrabando: precio barato y sin documentos.
En un supermercado la misma botella cuesta entre USD 50 y 60, casi el doble del precio ofertado. Para los agentes no es fácil identificar las tiendas que venden licor de contrabando y los comerciantes toman precauciones ante posibles redadas. Exhiben pocas botellas en perchas o las mezclan con productos que sí pagaron tributos.
En el pequeño local del norte de Quito, por ejemplo, había unas 10 botellas de whisky en las estanterías. Otras de champán, vinos (blanco, tinto) y alimentos no perecibles.
Detrás de este fenómeno hay toda una estructura delictiva internacional. Las mafias transportan la mercadería desde las fronteras y la distribuyen en seis ciudades del país:Quito, Guayaquil, Cuenca, Ambato, Portoviejo y Machala. Los agentes saben que el 70% de los productos de contrabando llega a las dos primeras ciudades.
El negocio es tan rentable como el tráfico de drogas o de armas. Solo el último año, el Servicio Nacional de Aduanas del Ecuador decomisó mercadería valorada en USD 32,81 millones.
¿Cómo ingresan estas mafias a la capital? Se conoce que las bandas operan con los denominado ‘punteros’ o ‘equipos de avanzada’. Son grupos de 20 personas que se movilizan hasta en cuatro vehículos y que recorren las carreteras vigilando posibles puestos de control.
Ellos se encargan de escoltar las camionetas que transportan la mercadería a Quito.
La entrega de los productos a los minoristas se realiza en puntos específicos de acceso a la ciudad. La Y de Alóag o Guamaní en el sur; y Calderón en el norte. Una vez que penetran en la urbe, las mafias no tienen mucho tiempo la mercadería en su poder. Hacen las entregas de forma inmediata. Esos datos revelaron los agentes que hablaron con EL COMERCIO.
De las investigaciones se conoce que las mafias captan a dueños de pequeñas tiendas, personas que venden en mercados e incluso administradores de burdeles y discotecas. “Si no se logra el decomiso en la carretera, luego ya es muy complicado. Cada vez se cuidan más”, reconoce un uniformado.
En Quito no se han descubierto grandes galpones para almacenar los bienes de origen ilícito. Ese tipo de “bodegas” se ubica en Imbabura y El Oro, zonas cercanas a las fronteras.
En la capital, los hallazgos de sitios clandestinos son aislados, precisamente por los recaudos que toman los grupos delictivos. Hace cuatro semanas, en el sector de Guayllabamba, la Unidad de Vigilancia Aduanera decomisó mercadería valorada en USD 70 000. Entre los artículos incautados estaban licores y celulares.
El lunes, en cambio, la Intendencia de Pichincha y agentes aduaneros identificaron una bodega en el sector de Conocoto, en donde se almacenaban productos de repostería. Las primeras investigaciones determinaron que esos bienes ingresaron de forma irregular desde Perú y estaba previsto que se distribuya en panaderías.
Ese país junto con Colombia, China y Panamá son los principales “importadores” de los productos que ingresan de contrabando a Ecuador. Desde esas tres primeras naciones llega ropa y calzado. Y desde Panamá entran los licores.
Pese a los controles, apenas el 15% y el 20% de todos los productos que ingresan de forma ilegal al país se logra decomisar.
Estos son los primeros datos que surgen de una investigación que académicos de la Flacso desarrollan desde enero. El grupo indaga sobre “la violencia en los sistemas fronterizos” de ocho países de América Latina, entre ellos Ecuador.
En la Policía saben los millones de dólares que mueve el contrabando. Para enfrentar este fenómeno, el mes pasado se conformó un equipo de Inteligencia con 150 agentes de las unidades especiales que tiene esa institución. “Hemos delimitado zonas de fronteras ilegales e identificado cuáles serían las estructuras que generan contrabando”, dijo Diego Fuentes, viceministro del Interior.
En el 2011, en otro estudio de la Flacso, ya se advertía el poder de las mafias dedicadas a esta actividad. “Dado que el contrabando es una operación informal, se vuelve casi imposible conocer con exactitud toda su magnitud. Sin embargo, con base en ciertas características se puede deducir que es un problema cada vez más complejo”.
La ropa y celulares son otros de los artículos que más llegan al país de forma irregular. Los agentes han identificado locales en el centro de Quito e incluso almacenes dentro de “reconocidos” centros comerciales donde se venden estos bienes.
Para evadir impuestos en prendas de vestir, las mafias colocan falsas etiquetas que aparentan una importación legal. Los cargamentos de ropa llegan con rollos de etiquetas adulteradas. Una vez entregado el producto, los comerciantes cortan y pegan y colocan las etiquetas en cada pantalón, camiseta… Así venden como ropade marca.
En contexto
Para la ejecución de un plan de control al contrabando, la Policía seleccionó a un coordinador general del programa (oficial superior), un director de inteligencia de la Unidad de Vigilancia Aduanera (Senae), y un grupo de apoyo operativo (con oficiales subalternos)…