Nueva York, DPA
El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, pidió hoy en nombre de la comunidad internacional, ante la 64 sesión de la Asamblea General de la ONU, que el presidente derrocado de Honduras, Manuel Zelaya, sea restituido de manera “inmediata” al poder.
Lula, que fue el primer mandatario en participar en el debate de jefes de Estado que tradicionalmente inicia Brasil, reiteró su llamamiento para evitar un ataque por parte del gobierno de facto de Roberto Micheletti a la embajada brasileña de Tegucigalpa, donde se encuentra Zelaya.
El dirigente brasileño dijo que la comunidad internacional “tiene que estar alerta para asegurar la inviolabilidad de la misión diplomática de Brasil en la capital de Honduras”.
Lula lamentó la falta de voluntad política que permite golpes de Estado como el acaecido en Honduras o la existencia del embargo contra Cuba. Por otro lado, habló de la crisis económica y de la necesidad, como ya dijo haber pedido en las reuniones del G20, de una reorganización y democratización del sistema financiero internacional. Lula abogó por dar un “significativo” volumen de crédito a la economía mundial, regular el mercado, expandir la práctica de las políticas anticíclicas, acabar con el proteccionismo y luchar contra los paraísos fiscales.
Así, pidió que los países pobres y en desarrollo “incrementen su participación en el control del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial”. “De otra manera -dijo- no habrá un cambio real y el peligro de una nueva y mayor crisis será inevitable”.
“Después de 65 años, el mundo ya no puede ser manejado por las mismas normas y valores de la conferencia de Bretton Woods”. “Estamos en un periodo de transición de las relaciones internacionales”, comentó Lula pidiendo también, en este sentido, una reforma de la ONU, como la ampliación de los miembros permanentes del Consejo de Seguridad, tal como quiere Brasil para ocupar un asiento en el organismo.
Sobre el cambio climático, el mandatario afirmó que los países desarrollados no están haciendo lo suficiente: “No pueden llevar esta carga a los países en desarrollo cuando es algo que les concierne a ellos.” Lula defendió que Brasil sí está haciendo su parte con la aprobación del plan nacional sobre el cambio climático, que incluye, detalló, la reducción en un 80 por ciento para el año 2020 de la deforestación del Amazonas y la reducción en 4 800 millones de toneladas de las emisiones de dióxido de carbono.
El presidente brasileño dijo que el 45 por ciento de la energía que se consume en su país es renovable y que las condiciones de producción de etanol y otros biocombustibles se están mejorando. Recordando que su país es autosuficiente en reservas de petróleo, aseguró: “No nos convertiremos simplemente en un gigante del petróleo. Planeamos consolidar nuestro papel como un poder mundial en cuanto a energía verde”.