Personas que limpiaban parabrisas en Santo Domingo de los Tsáchilas cambiaron de actividad para evitar inconvenientes con las autoridades. Foto: Juan Carlos Pérez / para EL COMERCIO
La Policía y el Municipio de Santo Domingo retomaron los controles para impedir que los limpiadores de parabrisas operen en semáforos y redondeles de esta provincia del occidente del Ecuador.
Los agentes se colocaron en los 10 sitios donde a diario se instalaban los informales desde las primeras horas de este martes 9 de julio del 2019. Este es el segundo operativo que se realiza contra los prestadores de estos servicios que en las últimas semanas han sido señalados, por sus malos tratos, amenazas y peleas.
Las denuncias fueron receptadas en el ECU 911 de personas que dicen haber sido presionadas para acceder al servicio sin su consentimiento. “Se les dice que el carro acaba de salir del autoservicio de limpieza y no hacen caso. Se les colabora en un punto, pero en el siguiente ya no se puede porque uno no tiene dinero suficiente para pagarles en cada tramo”, se queja la conductora Ladi Torres. Antes de los controles, los limpiadores de parabrisas operaban en grupos de dos.
Uno se acercaba a la parte frontal del auto y el otro a la parte posterior. Mónica Garrido recuerda que pese a que activaba las plumas del limpiador del vidrio, los informales insistían en darle el servicio. “Una vez me insultaron porque arranqué la marcha en el momento en que pretendían poner el agua”.
Juan Carlos Molina prefiere quedarse metros más atrás del sitio donde se concentran. Pese a que los autos le pitan para que avance, él espera que los que van adelante sean los primeros en ser abordados. Cuando el semáforo cambia a verde ya no lo alcanzan.
Previo a los controles, la Empresa Municipal de Transporte realizó una constatación de los lugares donde se ubican los limpiadores de parabrisas. Se los encontró a lo largo de la avenida Abraham Calazacón entre la terminal terrestre, el sector El Arbolito y cerca al ECU 911.
Los agentes se colocaron en los 10 sitios donde a diario se instalaban los informales. Foto: Juan Carlos Pérez / para EL COMERCIO
En las avenidas Chone y Quevedo también se los identificó. Se calcula que unas 60 personas trabajan en ese servicio, la mayoría son ciudadanos de Venezuela. Una de las acciones que llevó a las autoridades a controlar estas labores fue un incidente ocurrido el sábado 6 de julio del 2019.
Uno de los prestadores de ese servicio protagonizó una pelea con un motociclista en el semáforo del círculo de los Continentes, en el centro de la urbe. Testigos contaron que el motorizado intentó defender a una mujer que se negó a recibir la limpieza y que ante esa negativa fue agredida verbalmente. Conductores que filmaron las escenas subieron un video en las redes sociales.
Ahí se observa a un grupo de informales en un forcejeo con el motorizado que luego cae el piso.
Las escenas siguientes muestran la moto en la calzada y a su conductor con sangre en la cabeza. La Policía llegó al lugar y constató lo sucedido. Según el parte policial, el motociclista fue agredido con una botella en la cabeza y espalda. El extranjero acusado de ese incidente fue detenido y llevado a una audiencia. En el Juzgado de Contravenciones fue sentenciado a tres días de prisión y a cumplir 50 horas de labores comunitarias. Además, deberá pagar USD 50 como reparación de los daños provocados a la víctima.
Desde el día del altercado los limpiadores de parabrisas disminuyeron. Francisco, uno de los extranjeros que realizaba ese oficio, dijo que no todos pueden ser señalados por los malos tratos. Dice que algunos de sus compatriotas se molestan porque cumplen horas de trabajo y no reciben una contribución. “Eso los desespera al punto de que intentan pelear con nosotros. Hasta quieren disputarse los clientes”.
Francisco se ganaba USD 6 diarios por su labor. Pero desde que iniciaron los controles debió cambiar de actividad. Ahora vende bebidas en botellas. En las verificaciones que realizó la Empresa Municipal de Transporte se constató que los limpiadores de parabrisas se exponen a sufrir accidentes. Eso ocurre cuando les toma el tiempo del cambio del semáforo. Muchos no calculan los 45 segundos que toma la sincronización de la luz roja a la verde.