El Gobierno retira de manos de Petroproducción el campo petrolero de mayor producción, Sacha, y lo ubica en una flamante subsidiaria de capital social simbólico, Río Napo. Autoriza a la nueva empresa a retener como “costo” USD 9 por barril más que antes, esto es unos USD 280 millones anuales en lugar de USD 130 millones.
Presumiblemente Río Napo, como Petroamazonas, a cargo de lo que fue el bloque de Occidental, tendrá mayor capacidad operativa, a lo que se suma dinero para invertir.
Sacha revirtió al Estado a cero costo con una producción superior a los 60 000 barriles. En más de un cuarto de siglo no se ha hecho mayor inversión, se perdieron 15 000 barriles diarios y el costo no pudo haberse elevado tanto. El aumento de “costo” es una utilidad disfrazada que permitirá incrementar la inversión para recuperar la producción.
Lo que no se entiende es que como muestra de hermandad se entregue a Pdvsa el 30 % de Río Napo y del incremento en la producción.
Durante la “larga noche neoliberal” en que “la partidocracia privatizadora” administraba el petróleo, los contratos se adjudicaban mediante concurso. Había un reglamento para el concurso, se redactaban bases de los contratos, se los publicaba en el Registro Oficial, se adjudicaba a la mejor propuesta. Petroecuador armaba un equipo negociador para extraer mejores condiciones del contratista, que tenía que comprometerse a realizar a su costo exclusivo todo un programa de inversión de riesgo en áreas donde no se sabía si había petróleo.
Aquí, el socio recibe gratis las acciones; entra no a aportar sino a cobrar. El único concurso que ha habido es el de canto entre los dos jefes de Estado, y debió haberse declarado desierto.
Lo de aumentar la producción también preocupa. Si tomo una gaseosa con un sorbete, y quiero “aumentar la producción”, uso dos sorbetes. Extraigo el líquido en la mitad de tiempo, pero la totalidad del líquido extraído es el mismo. ¿Qué gano chupando el petróleo más rápido, peor si con el segundo sorbete absorbe otro?
Lo que Sacha requiere es una reingeniería integral de la explotación del campo. En los últimos tiempos de Texaco el petróleo ecuatoriano se vendía en unos USD 17. Cuarto de siglo después con precios de USD 50, hay otras técnicas a aplicarse que permiten incrementar el porcentaje del crudo bajo tierra que puede recuperarse. Para esa tarea se requiere una empresa petrolera con mejor nivel técnico y operativo que Pdvsa, desmejorada desde que el presidente Chávez despidió masivamente a sus directivos y técnicos por falta de lealtad política.
No se ha ‘socializado’ el proyecto con los expertos petroleros nacionales; tampoco hay instancias ante las cuales impugnarlo, ya que todos los poderes del Estado responden a una misma voluntad.