¿En qué consiste la educación basada en competencias?
Es el modelo educativo del futuro. Forma al estudiante por sus competencias, habilidades y actitudes, en vez de priorizar en las calificaciones de las materias. A través de esta formación regula su conducta y logra aprendizajes más duraderos. Se forma a seres felices.
¿Duraderos en su vida?
Sí, prepara al hombre para la vida, que es en esencia las metas de este modelo por competencias. Desde lo pedagógico aprenden a identificar, interpretar, argumentar, resolver problemas y prepararse en los saberes. Es decir, saber ser, convivir, hacer y lo va logrando de manera continua, respetando la ética.
¿La Universidad Nacional de Educación (UNAE) está formando a docentes con este modelo?
Sí. Trabajamos en las competencias del futuro profesional y en su capacidad para comunicar de manera disciplinada, crítica y creativa los aprendizajes. Un docente que tenga competencias para diseñar y desarrollar evaluaciones de manera personalizada, para actuar en los contextos de escuela, familia y comunidad. Además, que se autocapacite para mejorar los procesos de enseñanza-aprendizaje.
¿Hay planteles de Ecuador que trabajan con este modelo?
Sí, pero son escasos. Hay instituciones particulares que son pioneras en estas prácticas por competencias, que están muy preocupados por la formación de sus docentes y el trabajo con los estudiantes. Hay que destacarlo, pero no es la generalidad. La práctica educativa tradicional, basada en el conductismo, sigue presente en la mayoría de los planteles.
¿Por qué no se ha avanzado hacia la educación por competencia?
A lo largo de la historia se ha demostrado que es difícil resolver el cambio de aptitud en el ser humano. Siempre se va a resistir a los cambios cuando está en su zona de confort. Le cuesta trabajo salir de eso porque está acostumbrado a desarrollar la práctica tradicional y los mismos esquemas.
¿El docente se resiste a los cambios?
Es algo normal que de pronto, cuando se le plantee una nueva perspectiva de hacer y enseñar, muestre resistencia. Pero esto lo debemos transformar con la formación continua, persuasiva y las metodologías internas. Trabajar en la sensibilización, en función de que es necesario cambiar nuestras actuaciones. Cuando esto ocurra en el docente se va a movilizar en función mejorar sus prácticas, buscar nuevos conocimientos y estar comprometido con la formación del estudiante por competencias.
El Ministerio de Educación aún no aplica este sistema. ¿Qué salida tienen los nuevos docentes de la UNAE que ingresan al magisterio?
Es un reto para los egresados que se han formado bajo un sistema totalmente innovador, que rompe con toda la tradición. Intentar transformar esa práctica o perecer. Creo que el reto de la UNAE como universidad de educación es lograr que egresen profesionales con altas convicciones en lo que ellos están proponiendo, para que en las instituciones educativas su creatividad y sus modos de actuar no se ahoguen. Otro reto para la UNAE es no solo trabajar en la formación de tercer nivel que lo estamos haciendo, sino hacernos más fuertes con la formación de cuarto nivel, para seguir fortaleciendo esta nueva forma de hacer la educación y pedagogía en nuestro sistema educativo.
¿Qué más deben hacer las instituciones?
Luego de la capacitación y formación del docente, los planteles deben contar con la infraestructura y tecnología necesaria. Pero insisto, estas herramientas no sirven sino tenemos a un docente altamente comprometido con el cambio, que tenga una predisposición para transformar el sistema y abrazar esta perspectiva de la educación por competencia.
¿El método de evaluación es distinto?
Un error que se comete es que hablamos de pedagogía por competencia, pero evaluamos solo conocimiento. Sino yo solo evalúo conocimientos de manera memorística, hay una total incoherencia. En ciertos casos hay doble discurso. Instituciones que ofertan un modelo constructivista, centrado en las competencias, pero dentro del aula sigue siendo tradicionales. Hay que fortalecer los procesos de educación inicial y continua para lograr las metas. Para que este sistema sea de calidad debe ser abierto a la diversidad de estudiantes, incluido los que tienen necesidades especiales.
¿Cómo deben ser las evaluaciones?
Tiene que evaluar la competencia. Esto se lo hace en el proceso, de forma sistemática y contínua. No puede haber un sistema de evaluación solo centrado en los conocimientos, sino que evalúe destrezas, saber hacer, pensamiento crítico, habilidades para el manejo de emociones, convicciones y sentimientos.
¿Evaluaciones individuales?
Cuando un profesor hace una evaluación escrita para todos los estudiantes está poniendo en desventaja a aquellos que tiene una condición que los desfavorece. No se respeta la diversidad. Por ejemplo, un estudiante pude ser más competitivo en matemáticas, pero sus valores dejan mucho que desear: no es solidario, practica el bullying y no respeta a los compañeros. De qué ser humano se está hablando cuando la sociedad nos está pidiendo formar cada día a mejores personas, comprometidas con la sociedad, empáticos, solidarios y bondadosos.
¿Cuál es el resultado de la educación por competencia?
Estudiantes que estén en mejores condiciones de transitar por la vida universitaria y triunfar en la vida. Adquirir competencias para ser felices y triunfar. Más importante que tener un título universitario es ser feliz, sentirte realizado como ser humano y poder triunfar.
¿Quién es?
José Ignacio Herrera es Doctor en Ciencia. Tiene maestrías en Análisis de la Conducta y en Educación. Es licenciado en Psicología y en Educación. Es docente e investigador de la Universidad Nacional de Educación (UNAE)
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