El tifón es considerado como “muy fuerte” por la agencia JMA que emitió avisos específicos de emergencia sobre ráfagas de vientos y olas gigantes. Foto: Hitoshi Maeshiro/ EFE.
Lluvias torrenciales, ráfagas huracanadas de hasta 270 kilómetros por hora, 600 000 evacuados, 25 heridos y devastación por doquier: es el balance provisorio de los daños provocados por el tifón Neoguri en la isla de Okinawa, en el extremo sur de Japón.
El tifón ha bloqueado además las comunicaciones con la isla de casi 1,5 millones de habitantes, pues está suspendido el tráfico áereo y marítimo.
No sólo los ocho aeropuertos civiles de la Prefectura de Okinawa debieron cancelar cientos de vuelos y clausurar sus instalaciones, sino que también las bases militares de Estados Unidos – instaladas en la isla desde la Segunda Guerra Mundial – debieron suspender sus conexiones diarias con los destacamentos militares de Guam, Corea del Sur y Hawai.
El paso del octavo tifón de la temporada por las islas remotas del sur del archipiélago japonés ha provocado que la Agencia Meteorológica de Japón (JMA) actualizara la alerta de advertencia a su nivel más alto, puesto a prueba por primera vez desde que se aprobó una nueva escala para la prevención de desastres naturales a partir de agosto de 2013.
Decenas de municipios han tenido que cerrar las escuelas, tiendas, centros comerciales y oficinas gubernamentales, acompañado con el anuncio televisivo de evitar salir a la calle, salvo en casos “extremadamente necesarios”.
El tifón, con una presión atmosférica de 945 hectopascales, todavía es considerado como “muy fuerte” por la agencia JMA que emitió avisos específicos de emergencia sobre ráfagas de vientos y olas gigantes en torno a la isla principal de Okinawa de hasta 14 metros.
Durante la jornada, otras 106 mil viviendas quedaron a oscuras en más de veinte municipios, informó la Okinawa Electric Power, la única de las grandes prestadores del servicio eléctrico en Japón que no posee centrales nucleares como fuente de generación.
El número de evacuados, especialmente en las zonas costeras se ha incrementado paulatinamente hasta llegar a 600 000, de los cuales 55 mil pertenecen a la isla de Miyako, la primera en soportar durante la mañana del martes el arribo de Neoguri.
Otras 320 mil personas fueron “invitadas” a dejar sus hogares en la capital de la isla, Naha, y en ciudades de Nanjo y Ginowan en la zona sur de Okinawa.
En general, en todas las ciudades han sido emitidas disposiciones para transferir a los pobladores a los refugios o a aquellas estructuras edilicias capaces de resistir vientos 250 kilómetros por hora.
El tifón está saliendo lentamente de la isla de Okinawa y se mueve hacia el norte en el Mar Oriental de China.
El JMA ha mantenido y ampliado en algunos casos el nivel de alerta en el camino de Neoguri que se mueve a la velocidad de 30 kilómetros por hora y que, en las simulaciones, se suponer que girará más bruscamente hacia el este y subirá en potencia, a partir del Jueves.
Ese día, el tifón se acercará peligrosamente a las islas de Kyushu, Honshu y Shikoku, donde un pescador ya ha muerto aspirado por las olas del mar picado, según informó la cadena pública NHK.
La JMA ha previsto que el tifón en su desplazamiento también alcanzará las aglomeraciones urbanas de Osaka, Nagoya y la capital Tokio, en su última fase.
Pero, será recién el fin de semana y para entonces el tifón habrá perdido potencia y se convertirá en una simple “depresión o tempestad tropical” . Mientras tanto, es prematura una estimación de los daños de la agricultura y el turismo, aunque es previsible que son millonarios, ya que cayeron 200 milímetros de agua que han provocado deslizamientos y ya han inundado centenares de poblaciones rurales y costeras.
Además, los daños serán inevitablemente considerables, pues Neoguri fue presentado por la agencia JMA como “el más poderoso tifón de las últimas décadas”.