Roma, AFP
Representantes de todos los partidos políticos de Italia, incluyendo al presidente Giorgio Napolitano, así como miles de ciudadanos, rindieron homenaje el lunes a seis paracaidistas muertos en un atentado con coche bomba el jueves en Kabul, en funerales de Estado en Roma.
El país, unido en el dolor, se detuvo para observar un minuto de silencio, sobre todo en las escuelas y las oficinas públicas.
Este atentado perpetrado en la capital afgana, el más grave contra las tropas italianas después de un ataque cometido el 12 de noviembre de 2003 contra su base de Nasiriya, en Iraq (19 muertos) , causó una gran emoción en Italia.
La ceremonia solemne fue celebrada en la basílica de San Pablo, donde las principales autoridades del Estado, encabezadas por el presidente de la República, Giorgio Napolitano, y militares, se encontraban junto a los familiares de los seis paracaidistas de la unidad “Folgore”.
Los féretros, cubiertos con la bandera nacional verde, blanca y roja, estaban alineados ante el altar y llevaban una foto del difunto.
Todas las confesiones religiosas estaban representadas, incluyendo a un patriarca del rito ortodoxo, un imán y un rabino. La unidad también fue lograda a nivel político, con la presencia de los principales representantes de la oposición.
Con 3 250 soldados, el contingente italiano es el sexto más importante entre las 100 000 tropas internacionales desplegadas en Afganistán.
Este atentado dio un nuevo impulso a la polémica sobre la presencia italiana y la naturaleza de su misión. El jefe de la Liga Norte, Umberto Bossi, un aliado crucial del gobierno de derecha de Silvio Berlusconi, exigió el regreso de los soldados “para Navidad”. Luego se retractó, limitándose a pedir que al menos “algunos vuelvan” para esa fecha.
El papa Benedicto XVI, en un mensaje leido al comienzo de la ceremonia, pidió a la virgen María que “apoye a quienes todos los días se esfuerzan por construir un mundo de solidaridad, reconciliación y paz”.