Desde el comienzo de los tiempos la gente buscó diversas maneras de asearse luego de cumplir con sus necesidades fisiológicos. La solución más común era simplemente tomar lo que estuviera a mano para hacerlo: la corteza de los cocos, la nieve, el musgo, las hojas, la hierba, las hojas de las mazorcas de maíz, la lana de las ovejas y, más tarde, gracias al aparecimiento de la prensa, los periódicos, las revistas y las páginas de los libros.
TeNGA EN CUeNTA
En los EE.UU. anualmente se gastan más de USD 6 billones al año en papel higiénico, más que en ningún otro país del mundo.
El boom de este artículo se ha producido últimamente en los mercados de los países en desarrollo, en los
cuales se elabora
localmente.
En algunos lugares, sin embargo, el agua es el método más común de limpieza y se continúan usando los baldes con este líquido para esto.Los antiguos griegos usaban arcilla y piedra, los romanos, esponjas y agua salada, pero la idea de un producto comercial diseñado solamente para limpiarse luego de cumplir con las necesidades fisiológicas del cuerpo se produjo hace aproximadamente 150 años en los Estados Unidos.
En menos de un siglo, el genio de la mercadotecnia de ese país transformó algo desechable en algo indispensable.
La llegada del rollo
Las primeras hojas diseñadas para este objeto fueron de manila y venían en cajas similares a las toallitas de papel actuales. Las inventó en 1857 un emprendedor de Nueva York llamado Joseph Gayetty, quien decía que sus hojas prevenían las hemorroides. Gayetty estaba tan orgulloso de su papel de baño terapéutico que imprimió su nombre en cada hoja. Pero su éxito fue limitado, los americanos pronto se acostumbraron a usar el catálogo de Sears Roebuck y no veían la necesidad de usar dinero en algo que les llegaba gratuitamente por correo.
Pero en 1890 los hermanos Clarece y E. Irvin Scott popularizaron el concepto de los rollos de papel higiénico. La marca Scotts’ se volvió más exitosa que las hojas medicadas de Gayetty, principalmente porque lograron vender este papel a los hoteles y las farmacias.
Pero continuó siendo difícil la batalla para conseguir que el público comprara el producto abiertamente, debido a que los americanos se sentían avergonzados de hablar de sus funciones corporales. En realidad los hermanos Scott tenían tanta vergüenza de la naturaleza de su producto que ni siquiera se dieron el crédito por la innovación que habían hecho hasta el año de 1902.
Nadie quería pedirlo por su nombre, era tabú incluso hablar del producto. Pero en 1930, la compañía alemana Hakle empezó a usar en su publicidad la frase “Pida un rollo de Hakle y no tendrá que pedir uno de papel higiénico”.
Para finales del siglo XIX más y más hogares se construían con inodoros que usaban agua gracias al avance de los sistemas de plomería y, debido a que la gente requería un producto ue pudiera ser botado en ese inodoro sin causar daño a las tuberías como sucedía con el papel regular, poco a poco el papel higiénico se transformó en un producto de gran utilidad y se comercializó ampliamente. Incluso logró enfrentar la depresión de 1932. Para 1970 nadie podía concebir la vida sin este producto.