Todos somos diferentes, con nuestros gustos, preferencias, métodos y personalidades. Desde ese reconocimiento respetuoso de las diferencias, Howard Gardner planteó una teoría que cambió la concepción de la inteligencia humana: la de las inteligencias múltiples.
Los estilos de aprendizaje
Howard Gardner, quien planteó la teoría sobre las inteligencias múltiples, explica que estas no son lo mismo que los estilos de aprendizaje, el estilo cognitivo o el estilo de trabajo.
Dice que el término estilo designa a un enfoque general que utiliza una persona para aplicar a cualquier contenido, mientras que la inteligencia es la capacidad que tienen sus propios componentes en cuanto a los procesos que se dirigen a un contenido específico. Según esta propuesta, todos los seres humanos tenemos ocho inteligencias o habilidades cognoscitivas.
Las inteligencias
La lingüística o verbal es la habilidad de comunicarse y emplear palabras. La lógico-matemática es la habilidad para manipular números y la capacidad de entender la lógica detrás de algo.
Está la inteligencia musical, que es la habilidad para escuchar, reconocer, recordar y manipular patrones musicales. La inteligencia espacial, que permite percibir información visual, transformarla y representarla en ideas.
Otra inteligencia es la corporal que permite utilizar el cuerpo para crear un producto o resolver problemas. La inteligencia intrapersonal es el poder de entendernos a nosotros mismos, saber quiénes somos, etc. En tanto que la interpersonal permite reconocer, distinguir los estados de ánimo, sentimientos e intenciones de otras personas, para trabajar por el bien común.
La octava inteligencia es la naturalista, que se refiere a la sensibilidad para distinguir características del mundo natural, además para clasificar y usar elementos del ambiente.
La educación
Esta teoría puso en evidencia que el sistema educativo le ha dado peso a la inteligencia lingüística y a la lógico-matemática y que las otras han sido más descuidadas, como explica la pedagoga y catedrática de la U. Católica de Quito, Mónica Burbano de Lara.
Ella explica que todo niño que nace tiene en potencia la posibilidad de llegar a un buen grado de desarrollo en todas las inteligencias. Lo más importante es que se le brinde una variedad de vivencias, en cada una de ellas.
Quien educa al niño debe identificar cuáles son sus preferencias y darle mayor oportunidad de tener vivencias educativas en ese campo. Se puede notar la habilidad de un niño para un tipo de inteligencia por lo que escoge. Si además de gustarle, lo hace bien y precozmente, es una muestra de que hay una aptitud.