Redacción Sociedad
sociedad@elcomercio.com
Cuatro meses después de someterse a las primeras cirugías contra la hipertensión, los 110 británicos que en septiembre del año pasado participaron en la investigación médica (en Inglaterra) mantienen estable su presión.
La presión alta es una enfermedad que se origina cuando el corazón bombea más sangre de lo acostumbrado (normalmente produce hasta 5 litros por minuto). Esto hace que el flujo sanguíneo presione las arterias y las destruye paulatinamente.
Con el paso de los años se corre el riesgo de que esas arterias deterioradas se rompan. Al ocurrir aquello, el corazón, por ejemplo, deja de recibir sangre y se infarta. Cuando eso sucede en el cerebro, se denominan derrames.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) calcula que esta enfermedad afecta al 25% de la población mundial. Lo único que hasta hoy tenían los doctores eran al menos 20 tipos de medicinas para controlar la presión.
Según los médicos del London Chest Hospital (Londres), en el 2% de esa población afectada los fármacos no hacen efecto. La nueva cirugía, que dura una hora, es solo para ese grupo.
Con la operación, los especialistas bloquearon las sustancias que sobre el riñón libera el denominado sistema nervioso simpático (transmisión nerviosa dirigida desde el cerebro).
Uno de esos compuestos es la noradrenalina, que establece los niveles de energía en el organismo. Si una persona no tiene suficiente noradrenalina se siente cansada o exhausta. Cuando esta sustancia se sobreproduce en el riñón (por factores genéticos, por ejemplo) retiene sodio y agua. Al ocurrir eso, la cantidad de sangre en el organismo se eleva y presiona a las arterias.
¿Cómo se bloqueó la noradrenalina? Los especialistas introdujeron un catéter especial (dispositivo que puede entrar dentro de un tejido o vena), que va desde la ingle hasta la arteria renal. Este ‘quema’ el nervio simpático renal, genera daño parcial e impide la liberación de la sustancia (ver infografía).
Para sus creadores, esta cirugía es la mayor innovación en la especialidad desde que aparecieron los fármacos hace 50 años.
La creación del catéter con que se realizó la operación es calificada como el invento médico más importante del año pasado.
La nueva intervención quirúrgica sorprendió a la medicina mundial. En países como Chile, Argentina, Brasil, Inglaterra, Estados Unidos…. las sociedades científicas analizaron la incidencia de la enfermedad y los medios de comunicación recogieron la información.
Únicamente en el primer país, la enfermedad afecta a 540 000 personas. En Ecuador, hace 10 años se hizo el estudio denominado Prethae. Allí participó el médico cardiólogo Miguel Bayas. Luego de estudiar a personas de Quito, Guayaquil y Cuenca se determinó que el 28% de ecuatorianos sufre de hipertensión.
Bayas trabaja en el Hospital Vozandes (Quito) y dice que ese porcentaje aún es considerado de referencia. Con base en este dato, a la fecha, en el país 3,9 millones de personas viven con hipertensión arterial. En el Ministerio de Salud no hay cifras.
Édwin Guzmán es otro médico cardiólogo. Él trabaja en el Hospital Carlos Andrade Marín (IESS) y desde Quito siguió las noticias de la cirugía contra la
hipertensión. Él tiene más de 30 años en la especialidad y ha visto muchos avances contra este mal.
Del último logro, el doctor dice que es un paso acertado y espera evidencias científicas concretas.
Guzmán señala que las operaciones practicadas son “muy antiguas”, pero que hasta ahora se aplicaban contra la hiperhidrosis, es decir, para frenar la sudoración abundante.
La presión elevada tiene divisiones. En la llamada primaria, que afecta al 95% de personas, la causa no está determinada científicamente. Mientras que en la secundaria, que cubre el 5% restante, se ha establecido como causa principal la alteración en el riñón. Dentro de este grupo hay otras causas, como la hipertensión renovascular. Esto quiere decir que la hipertensión afecta a la arteria renal, el bazo que lleva la sangre a los riñones.
El médico Paul Sobotka, jefe médico de Ardian, compañía que desarrolló el catéter para la cirugía, manifiesta que “es esta la primera vez que se puede pensar en una cura definitiva para la presión alta, hecho que antes no ocurría en esta especialidad”.