La cercanía entre Hillary Clinton y Huma Abedin ha alimentado las especulaciones y ha convertido a Abedin en uno de los objetivos favoritos de los republicanos. Foto: AFP
Con un afilado olfato político, leal y discreta, Huma Abedin ha acompañado a Hillary Clinton a las puertas de la Casa Blanca, es su mano derecha y una misteriosa figura que vuelve a sufrir en silencio las estocadas del escándalo, del que es protagonista su exmarido Anthony Weiner.
El Buró Federal de Investigaciones (FBI) dio la sorpresa el viernes cuando anunció la apertura de una nueva investigación relacionada con los polémicos correos electrónicos de Hillary Clinton a raíz de otras pesquisas, iniciadas en octubre y vinculadas con el computador portátil de Weiner.
El FBI se encuentra ahora examinando cerca de 650 000 correos electrónicos de Abedin que de alguna forma acabaron en el portátil de su exmarido y entre los que podría haber mensajes recibidos o enviados desde los servidores de correo electrónico privados que usó Clinton cuando era secretaria de Estado.
Anthony Weiner, repudiada estrella del Partido Demócrata, está siendo investigado por supuestamente mantener conversaciones sexuales con una menor de 15 años de Carolina del Norte.
Weiner está considerado por muchos demócratas como una figura trágica, víctima de sus propias obsesiones y que demolió una prometedora carrera política debido a las imágenes con explícito contenido sexual que envió a mujeres a través de Internet, en lo que se conoce popularmente como “sexting“.
El escándalo obligó a Weiner a renunciar a su escaño en la Cámara de Representantes en junio de 2011 y, dos años después, cuando aspiraba a la Alcaldía de Nueva York, volvió a incurrir en el mismo comportamiento y echó por tierra la narrativa estadounidense del hombre redimido que aprende de sus errores.
No obstante, Huma Abedin creyó en él y se mantuvo a su lado en todas sus caídas hasta agosto de este año, cuando el diario The New York Post publicó en portada una imagen de Weiner en ropa interior sobre una cama y en la que aparece un niño, supuestamente Jordan, el hijo de la pareja nacido en 2011.
En ese momento, Huma Abedin, de 40 años, se atrevió a hacer algo que su mentora nunca hizo con el expresidente Bill Clinton: anunció que se separaba de Weiner.
Puso fin a una relación que comenzó a gestarse en 2001 durante un encuentro demócrata, se inició oficialmente en 2008 y culminó en boda en julio de 2010, cuando el propio Bill Clinton ofició la ceremonia en un glamuroso hotel de Long Island y mientras Abedin lucía un vestido diseñado para la ocasión por Óscar de la Renta.
“Tengo una hija. Pero si tuviera una segunda hija, esa sería Huma”, dijo en el momento de la boda Hillary Clinton.
La relación entre las dos poderosas mujeres se remonta a 1996, momento en el que estaban a punto de salir a la luz las relaciones sexuales que mantuvieron Bill Clinton y la entonces becaria Monica Lewinsky, un escándalo en el que Hillary mantuvo una actitud estoica similar a la demostrada por Abedin.
Mientras una becaria satisfacía los apetitos sexuales de Bill Clinton, otra llamada Huma Abedin entró a la Casa Blanca y fue asignada con solo 19 años a las oficinas de la entonces primera dama y no, como soñaba, al despacho del secretario de prensa del entonces presidente, Bill Clinton.
Cambió sus sueños de ser una popular periodista de la televisión por Hillary Clinton, a la que acompañó en el Senado cuando fue representante del estado de Nueva York (2001-2008), en toda la campaña electoral cuando aspiraba a la nominación presidencial demócrata para las elecciones de 2008 y, también dentro del Gobierno, cuando fue secretaria de Estado (2009-2013).
Después de 20 años a su lado y como vicepresidenta de su campaña, Huma Abedin tiene un poder enorme: controla la agenda de Hillary Clinton, suele llevar su teléfono móvil en el bolso y, en ocasiones, hasta Bill Clinton tiene que pasar por ella para comunicarse con su esposa.
La cercanía entre las dos mujeres ha alimentado las especulaciones y ha convertido a Abedin en uno de los objetivos favoritos de los republicanos, que la acusan de ser una espía de Arabia Saudí por haberse criado en ese país a pesar de que nació en la ciudad de Kalamazoo, en el estado de Michigan.
Hija de un profesor indio y una intelectual paquistaní, Abedin se mudó con solo dos años a la ciudad saudí de Yeda, estudió en colegios británicos y regresó con 18 años a Estados Unidos para ingresar en la Universidad George Washington, ubicada en el centro de la capital estadounidense.
Los republicanos también la consideran el “cerebro” de una especie de trama diseñada para ocultar algunos de los asuntos oficiales que la política demócrata trató como secretaria de Estado a través de varios servidores privados con el dominio personal de los Clinton (clintonemail.com).
Desde que el FBI anunciara el viernes la explosiva investigación y alimentara las conspiraciones, Abedin ha mantenido un perfil bajo y ha tratado de seguir adelante con una actitud de resistencia al desastre que ya le sirvió para suavizar el impacto de los escándalos de su marido.
Queda por ver si esa actitud le ayudará a salvar la campaña de su mentora, tocada pero no hundida a una semana de las elecciones.