Del enviado a Río de Janeiro
El hotel Sheraton se rinde a los pies de la favela de Vidigal. El lujo de uno de los hoteles más famosos de Río queda reducido a nada cuando al frente tiene a una de las favelas más grandes –y también más violentas- de esta ciudad de contrastes.
La hinchada de Liga llegó al vestíbulo de este hotel para buscar un saludo, una mirada, un autógrafo o una foto de sus ídolos. El cansancio, por culpa del viaje y los trámites al llegar a Brasil, aisló a los jugadores a sus dormitorios.
Fueron pocos los que esperaron que bajara alguien. Entre ellos estaba el grupo de amigos formado por Marco Alvarado, Ricardo Altamirano y Milton Lara. Ninguno de los tres vive en Quito (trabajan en Nueva Jersey, Estados Unidos), ninguno de los tres es quiteño (dos son de la provincia del Chimborazo y uno de Tungurahua), pero todos comparten su pasión por la ‘U’ y por eso están en Río.
Haciendo cuentas, cada uno gastó, en promedio, USD 2 500 para viajar desde EE.UU. hasta Río de Janeiro. El presupuesto no les dio para pagar los USD 250 que cuesta, aproximadamente, cada habitación del Sheraton. Por eso tuvieron que arreglarse en otros hoteles de Copacabana. Como trabajan por cuenta propia, no hay necesidad de pedir permisos. Solo cuadrar fechas y acompañar a la ‘U’.
Alvarado ya conoció Río de Janeiro. El año pasado también acompañó a Liga en la final de la Copa Libertadores y tiene muchos recuerdos. En ese partido ingresó por error al Maracaná por una puerta en la cual lo hacían los hinchas del ‘Flu’. “Tuvieron que escoltarme dos policías. Estaba con la camiseta y la bandera de Liga, pero nadie intentó agredirme, solo gritaban muy fuerte. Luego la Policía los calmó e incluso me saqué una foto con alguno de ellos”, cuenta convencido de que no repetirá tal imprudencia.
Desde Argentina, en cambio, vinieron Fernando y Álvaro Garcés. Los dos son estudiantes y tuvieron que gastarse todo lo que tenían ahorrado para volver a Ecuador para las fiestas de Navidad y Año Nuevo. Todo con tal de no perderse la consagración del equipo de sus amores.
El año pasado, los dos amigos no viajaron a Río de Janeiro, precisamente para ahorrar fondos y viajar a Ecuador en fin de año. Esta vez no lo pensaron y cuando se supo que Liga volvería a jugar contra Fluminense, empezaron a buscar los boletos para ir a Brasil.
Ellos no gastaron tanto como el grupo de Alvarado. Consiguieron unos pasajes en oferta a USD 250, alojamiento barato en Copacabana y ni lo dudaron. Ayer al mediodía continuaba en la búsqueda de boletos para la final.
Los hinchas que alientan hoy a Liga no irán a la misma localidad ocupada por los seguidores albos en la final de 2008. Existe la posibilidad que se les destine un anillo superior de la arquibancada, la cabecera popular del mítico estadio Maracaná. Todo eso se iba a resolver en la reunión técnica, prevista para anoche, entre dirigentes de ambos equipos, a la que debían asistir Patricio Torres, Esteban Paz y Hugo Mantilla.
En las afueras del Sheraton, los revendedores ofertaban los codiciados boletos. Como esta modalidad es sancionada por la justicia en Brasil, los revendedores trataban de pasar inadvertidos.
El más caro, la cadeira especial, que cuesta 120 reales (USD 60, aproximadamente), es ofrecido hasta en el doble de su valor. Algunos seguidores ecuatorianos consiguieron esta localidad en 200 reales (USD 100).