Redacción Cuenca
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La falta de lluvias que suele presentarse en esta temporada del año y que afecta a las centrales hidroeléctricas del país aún no pasa factura.
Así lo confirma Antonio Borrero, gerente de la Corporación Eléctrica del Ecuador (Celec), quien asegura que hidroeléctricas como Hidropaute o Hidroagoyán han trabajado en su nivel máximo en la mayoría de meses de este año. “Incluso la semana pasada en Hidropaute (central que aporta un 35% de energía al país) se abrieron las compuertas para desfogar agua, porque el nivel del embalse estaba alto”.
El balance del semestre, sin embargo, muestra que el estiaje (falta de lluvias) fue más severo que el año pasado. Los caudales fueron 15% menores entre enero y junio del presente año respecto a igual período del año pasado.
En Paute, por ejemplo, pasó de un promedio de 154 metros cúbicos por segundo en el primer semestre de 2008, a 130 en igual período de 2009.
A lo anterior se sumó la volátil operación de la central San Francisco, cuya generación cayó en abril y mayo pasados.
En esos meses trabajó al 30% de su potencia, pues no estuvo disponible 10 días cada mes, lo cual obligó a cubrir la demanda con energía térmica y con mayores importaciones de Colombia.
El consumo de energía eléctrica aumentó este semestre un 3,75% y las termoeléctricas tuvieron un papel clave. Esto hizo que necesitaran un 56% más de diésel.
Borrero dijo que responde a una planificación estratégica semanal que se hace con el Centro Nacional de Control de Energía (Cenace). “Esa programación establece el espacio que tendrán las hidroeléctricas o las centrales de generación térmica”, agrega.
La central Paute-Molino (Hidropaute) tuvo en este primer semestre una disminución del 8,68% de la producción, en comparación con el mismo período de 2008. Esto, según Borrero, responde a que en estos últimos años no hubo temporadas invernales o de sequía establecidas.
“Ahora tenemos esos temporales algo variados. Por eso los niveles de producción en las centrales son diferentes en cada mes”.
Sin embargo, para el presidente del Colegio de Ingenieros del Azuay, Fernando Solórzano, en el país sí existe un déficit energético.
“Hemos salido por el aporte de las hidroeléctricas que trabajaron en su mayor capacidad al igual que las centrales térmicas”.
También asegura que los proyectos que se llevan a cabo ayudarán solamente a tener menor dependencia de la energía que se importa
de Colombia.
Para que el país no tenga un déficit de 80 megavatios por año, comenta, se debe incrementar esa cantidad anualmente. “Ahora estamos con un déficit de 80 megavatios. De aquí en tres años será de 240. Eso debemos cubrir porque ese incremento es poblacional, no es riguroso por cada año”.
Para Solórzano, el proyecto Mazar es de suma importancia para la generación eléctrica del país. El agua que llegará a la central Paute, al ser ya turbinada, retirará los sedimentos que le hacen mal a la generación de la central Molino de Hidropaute, que genera el 35 % de la energía total del país.
Si esta central llega a fallar o tiene los caudales bajos, se pueden dar los apagones. La Celec lleva adelante procesos para la implementación de más centrales.
Mazar es uno de esas y está en el poblado de San Pablo, entre Azuay y Cañar. Por ahora tiene un avance en su obra civil del 95% y el 70% en la obra electromecánica. En octubre próximo se cerrará el túnel de desvío y empezaría el llenado de la represa de 410 millones de metros cúbicos hasta la toma de carga para hacer pruebas.
Según Borrero, este trabajo debe planificarse porque la central Paute-Molino no puede quedarse sin afluente. Por eso no se cerrarán las compuertas de Mazar.
Esa central aportará con 160 megavatios de potencia.
Mientras que el proyecto Sopladora está en proceso de licitación. Borrero anticipa que para noviembre se tendrán todas las ofertas técnicas y económicas listas. Y para abril de 2010 se definirá qué empresa realizará esta obra.