Ciudad de Guatemala, Reuters
Durante tres años, Olga López buscó desesperadamente a su hija, que fue robada de su casa en Guatemala y cuya cara había aparecido en un documento del Gobierno como disponible para adopción internacional.
López, junto con otras dos madres que también creen que sus bebés fueron hurtados y dados en adopción a estadounidenses, exigen que el Gobierno se conecte con el Departamento de Justicia de Estados Unidos para recuperar los niños mediante exámenes de ADN. “Encontré una foto parecida a la nena mía, pero había la posibilidad, (algo) que aún en el fondo había algo que me decía ‘no’.
Pero no me voy a quedar con la duda, voy a hacer una prueba de ADN”, dijo la mujer. Aún así, no ha habido respuesta de las autoridades estadounidenses, dijo López. Funcionarios de Washington no han confirmado pero tampoco negado haber recibido un pedido formal de investigación de Guatemala.
Guatemala, el país más poblado de Centroamérica con 13 millones de habitantes, ha tenido la tasa más alta de adopción per cápita del mundo con cerca de 5 000 niños enviados en adopción fuera del país cada año. Abogados cobran cerca de 50 000 dólares para tramitar la adopción y muchas veces pagan a las madres para que vendan sus hijos o falsifican documentos.
En diciembre del 2007, las autoridades de Guatemala introdujeron reglas más severas para controlar el tráfico de bebés. Desde entonces, cuando se creó una nueva autoridad para el tema, no está permitida la adopción internacional simple.
Cerca de 3 000 casos de adopción iniciados bajo el sistema anterior aún están en proceso, con fiscales que han prometido examinar meticulosamente los documentos para detectar fraude. Alrededor de la mitad se completaron exitosamente y el resto probablemente se resolverán a finales de enero, dijo un portavoz de la nueva autoridad de adopciones.
Pero para Loyda Rodríguez, ese trabajo no se está haciendo en profundidad. Su hija de dos años, Anyeli, jugaba en el frente de la casa en las afueras de la capital cuando una mujer la secuestró y huyó en un taxi.
Ella cree que la niña fue adoptada por una pareja de Missouri en diciembre del 2008. La oficina del fiscal general de Guatemala pidió en abril a Estados Unidos este año tomar pruebas a tres niños, todos adoptados bajo el viejo sistema, luego de que la activista Norma Cruz hizo huelga de hambre para llamar la atención al pedido de las madres que perdieron sus niños.
Cruz pedía que la justicia de Guatemala anulara esas adopciones. La embajada estadounidense en Guatemala requiere a las parejas dejar muestras de ADN para obtener una visa para adoptar un niño, pero muchas veces esas pruebas han sido falsificadas por laboratorios coludidos con traficantes de niños, dijo Cruz, dirigente de Fundación Sobrevivientes.
La nueva agencia de adopciones estatal está priorizando las adopciones locales por sobre las internacionales. Pero el gobierno dijo el mes pasado que podría comenzar a enviar niños al exterior nuevamente de manera limitada, debido a que muchos pequeños no pueden encontrar un hogar dentro del país.
Cruz dijo que los problemas persisten a pesar de que ahora hay más controles. “Las redes que se crearon todavía no han sido desarticuladas, siguen operando porque fueron redes que manejaron cantidades exorbitantes de dinero.
Es un negocio millonario”, explicó. Cruz comenzó su campaña contra el tráfico de niños luego de que Ana Escobar encontró a su bebé de 8 meses, que le fue robada a punta de pistola, en una oficina del gobierno encargada de manejar adopciones cuando estaba cerca de ser enviada a Estados Unidos. Escobar reconoció a su hija por las malformaciones en los dedos de sus manos y pidió una prueba de ADN para ambas, con lo cual pudo recuperar a la niña.