La vida privada del DT Marcelo Bielsa es una de las obsesiones de la prensa chilena, caracterizada por su estilo de farándula. Pero Bielsa no concede entrevistas, sea en exclusiva o en grupo. Las ruedas de prensa suelen ser más bien exposiciones.
Aunque hay contadas excepciones, no permite que los periodistas miren las prácticas de la Roja, cuyo campo está rodeado de cámaras para que Bielsa pueda captar y revisar todos los movimientos de cada uno de sus jugadores.
Pese a este celo, Bielsa no ha podido evitar que se filtre un dato sumamente curioso: su amor por las galletas chilenas. Un amor peligroso, pues esas golosinas poseen una gran cantidad de grasas no saludables, especialmente las denominadas trans, que tienen un efecto muy importante en el nivel de colesterol del consumidor.
Bielsa, desde que llegó a Chile en 2007, no las deja de comer, lo cual ha generado un aumento de peso y, por ende, alarma en los directivos de la Asociación chilena, que temen por su salud. El mismo Bielsa había dicho a su amigo Carlos Altieri que se sentía gordo y deprimido.
Comer esas galletas se suma a su obsesivo y poco saludable sistema de trabajo, que le exige pasar pegado a la pantalla revisando cada detalle. Personal de Pinto Durán, donde vive Bielsa, ha revelado que el entrenador se queda hasta las tres de la madruga estudiando a los rivales.
Además, cuando el equipo está concentrado, es común que Bielsa ya esté levantado a las seis de la madrugada, chequeando que la cancha esté en condiciones. Otro dato privado de Bielsa es su dentadura postiza: no posee los incisivos superiores.