A escala nacional, el cupo para la primera llamada de la leva de 1998 acogerá a 5 000 conscriptos en todos los centros de acuartelamiento. Foto: Víctor Muñoz / EL COMERCIO
Cerca de 6 000 personas aguardaban a las afueras de la avenida Alonso de Angulo, en el sur de Quito, a las afueras del Fuerte Militar El Pintado, debido al acuartelamiento que se llevó a cabo este sábado 4 de marzo del 2017.
Padres, hermanos, esposas, novias… acompañaron a los exámenes médicos a los potenciales conscriptos y puedan ser aceptados a los seis meses de servicio militar.
En total, dijo el teniente coronel del Estado Mayor Patricio Cabrera, quien está a cargo del acuartelamiento de la Dirección de Movilización del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas, miles de jóvenes se presentaron hoy en el Fuerte Militar El Pintado para incorporare al servicio militar, pero solo estaban disponibles 940 cupos.
Cabrera mencionó que en esta ocasión se registró una afluencia mayor de candidatos y este fenómeno se debe, según el oficial, a la credibilidad que mantiene las Fuerzas Armadas en la población ecuatoriana.
A escala nacional, el cupo para la primera llamada de la leva de 1998 acogerá a 5 000 conscriptos en todos los centros de acuartelamiento en ciudades como Quito, Guayaquil, Cuenca, Loja, entre otras. El oficial señaló que hasta las 17:00 de hoy se cerrará este proceso.
En El Pintado, los jóvenes llegaron desde las 04:00 de la madrugada de hoy y hasta las 11:00 se completó el número. Sin embargo, a las afueras del cuartel, los jóvenes todavía esperaban alguna posibilidad de ser aceptados.
Cabrera explicó que pese a que a las 11:00 el cupo estaba lleno, aún era probable que 200 de ellos no fueran idóneos debido a que en ese momento estaban en los exámenes médicos, por lo que los candidatos que estaban a las afueras del cuartel esperaban esa opción para ser tomados en cuenta.
Muchos de los jóvenes que llegaron enrolarse al servicio militar lo hacían como una opción para desarrollar una carrera a mediano plazo, o como una posibilidad de empleo.
Nicolás Calderón fue uno de ellos. Este quiteño buscaba sumarse a las filas del ejército debido a que le despidieron de una empresa de servicios turísticos en la que trabajaba hace varios meses.
“Como todo el mundo busca trabajo hay pocas oportunidades (…) Todos los jóvenes estamos buscando una oportunidad para saber qué mismo hacer con nuestras vidas”, añadió.
Calderón espera que el servicio militar sea la puerta de entrada para las Fuerzas Armadas y pueda generar ingresos para su hija y esposa.
Mientras que Leonel Burgos llegó de Mocache (provincia de Los Ríos) para buscar un cupo en el servicio militar. El fluminense se dedicaba a la agricultura y su objetivo, dijo, es que el acuartelamiento sea el inicio de su carreta militar.
“Quiero ser alguien en la vida, quiero ir al cuartel, salir adelante, me decidí y vine”, aseguró Burgos.
La concurrencia de gente también fue aprovechada por comerciantes de todo tipo, que ofrecían desde cajas de madera hasta sandalias para baño y otros implementos de aseo para los nuevos conscriptos.