Estambul, Agencias
El Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM) terminaron ayer, en Turquía, su asamblea anual conjunta, con un llamado a los 186 países miembros para que aprovechen la crisis económica como una oportunidad para llevar a cabo reformas.
Además, el FMI aprovechó el encuentro para concluir que ha nacido un nuevo FMI. “Aquí, en Estambul, esta reunión puede ser el inicio de un nuevo FMI y puede que dentro de algunos años ustedes cuenten a sus nietos sobre este momento”, declaró al finalizar la cumbre el titular del organismo, Dominique Strauss-Kahn.
Además, señaló que el FMI “salió fortalecido de la recesión y borró parte de la mala imagen dejada por la crisis argentina, aunque tiene retos pendientes, como abrirse a los países emergentes y vencer las reticencias de socios desarrollados como Alemania”.
Al respecto, Carlos Quenan, experto del Instituto francés de las Américas, expresó que “la credibilidad del Fondo todavía es muy precaria. Es cierto que se ha reforzado su papel de bombero como única institución internacional que otorga ayuda, pero todavía no queda claro cuál será la condicionalidad para los nuevos préstamos y tampoco el reparto del poder para dar más peso a las naciones emergentes y ganar una mayor credibilidad”.
El nuevo FMI tampoco convence del todo a países desarrollados como Alemania, que advirtió de los inconvenientes del aumento de los recursos de la institución financiera, que desea disponer de USD 750 000 millones, al considerar que podría reforzar la idea de que cualquier país puede ser rescatado gracias a la ayuda de la institución financiera. “No estamos convencidos de que el FMI asuma la función de aseguradora generalizada para las obligaciones financieras del sector público”, afirmó el presidente del Banco Central alemán, Axel Weber.
Y en América Latina, el nuevo FMI tampoco seduce a países como Ecuador. “No creo que se pueda tapar el sol con un dedo”, declaró el ministro ecuatoriano coordinador de la Política Económica, Diego Borja, quien además recordó que “detrás de las políticas del FMI y del BM, había que enviar a la Policía, porque siempre había convulsiones sociales”.
Y aunque las críticas surgen, países contrarios al Fondo, como Argentina, han vuelto los ojos al organismo. El Gobierno argentino aceptó recurrir al respaldo del FMI luego de tres años de vituperarlo, porque la necesidad tiene cara de hereje y precisa dinero de los mercados de capitales, pero aún busca fórmulas para no rendir sus banderas anti-FMI.
El anuncio de que Argentina aceptará algún tipo de evaluación lo formuló el ministro de Economía, Amado Boudou. “Se trataría de una evaluación, no de una auditoría. Será para intercambiar información”, señaló.