Entrevista a Fausto Trávez, arzobispo de Quito Primado del Ecuador. Foto: Pavel Calahorrano / EL COMERCIO
Los obispos de la Iglesia Católica del Ecuador notificaron a los candidatos a la Presidencia que iban a realizar su Asamblea Plenaria. Los que deseaban participar en el encuentro debían hacer una solicitud formal para recibirlos. Dos candidatos lo hicieron.
Con ellos se analizó la realidad nacional y política del país, de cara a las elecciones del 2017. El presidente de la Conferencia Episcopal del Ecuador, Fausto Trávez, contó a este Diario parte de los resultados que dejó ese encuentro.
¿De qué temas les interesó hablar a los dos presidenciables que fueron?
La reactivación económica del país y el fortalecimiento de la democracia. Dijeron que se comprometían a crear fuentes de trabajo y a la formación y educación de los niños y jóvenes. Que necesitamos activar la profesionalización, ya que hay testimonios reales de muchos que querían estudiar una cosa y les mandaban a provincias. Que habría que ver cómo hacer el alojamiento en otras ciudades o crear otras fuentes de estudio. También hablamos del respeto mutuo al Estado laico. Es decir, de respeto mutuo a todas las religiones. No queremos atacar a nadie, pero tampoco que nos ataquen.
¿Qué temas, en cambio, le interesaba tratar a la Iglesia con los candidatos?
Pudimos conversar y pedirles ese respeto a la Iglesia. Iglesia y Estado tenemos que marchar juntos, no se puede ser independientes. El Ecuador es testigo de cómo la Iglesia fue el primer ente que tuvo orfelinatos, asilos de ancianos, colegios, hospitales y todos los medios de ayuda social.
¿Qué evaluación hace de la relación Estado-Iglesia, en esta última década?
Hemos tenido a lo largo de la historia hasta persecuciones, pero el balance es positivo. Hoy en día necesariamente en Ecuador tengo que decir que hemos estado bien, aunque se han dado casos esporádicos que han sido más a nivel personal que de Iglesia. Sin embargo la Iglesia ha sufrido porque un miembro atacado hace que sufran todos. No hemos querido pagar con la misma moneda.
Uno de esos casos se dio el año pasado, cuando la Iglesia pidió al Gobierno que retire la Ley de Herencias para bajar la tensión social que provocó la norma que ponía en riesgo la visita de Francisco. El Gobierno dijo que la Iglesia no debía meterse en política, ¿ya se logró superar ese impase?
Nosotros no intervenimos. Yo ya era presidente de la Conferencia Episcopal y no dijimos nada absolutamente. Parece que él (el Presidente) entendió eso. Las veces que hemos conversado han sido de otros temas de interés común y han sido reuniones positivas. E incluso con algún ministro, con alguna ministra hemos quedado en que tenemos necesidad de informarnos periódicamente. Estado e Iglesia no podemos marchar uno separado de otro en Ecuador.
¿La Ley de Herencia afecta a la Iglesia?
No lo hemos analizado.
¿Cómo han influido los nuevos impuestos?
Estuvimos una semana, de lunes a viernes, todos los obispos reunidos y tuvimos como 120 temas que tratar. Uno de esos fue la realidad política de Ecuador, donde vimos qué debemos hacer. Que es una obligación moral y de conciencia. Hay que votar de acuerdo al convencimiento y modo de ser de cada uno. No de acuerdo a miedos, intereses, condiciones…
¿Se decantarán por algún candidato que empate con los principios que defiende la Iglesia?
Nosotros no iremos con uno y otro candidato. Simplemente veremos por el bien común. Eso es la política, buscar el bien común.
¿Cuál será el papel de la Iglesia en estas elecciones?
Nos reuniremos cuando sea el momento y elaboraremos el documento referente.
Pero a título personal, ¿cuál debería ser?
El sacerdote y el consagrado en general tienen un papel importante para orientar a la gente para que vote. Hay unos que votan nulo. Debe procurar un voto de conciencia y tiene que estudiar bien los programas de los candidatos.
¿El religioso podrá expresar su pensamiento político?
Estuvimos 35 obispos conversando y a ninguno se le ocurrió preguntar por quién estás o quién va a votar. Nos respetamos muchísimo. Lo mismo es lo que cada obispo debe pedir a sus sacerdotes. Que no se pronuncien. Nos prohíbe el derecho canónico. No se puede hacer campaña política o manifestar la preferencia. Eso puede influir y nosotros tenemos que votar por conciencia no por influencias.
La Iglesia ha tenido una participación activa en la política de Venezuela. Ha dicho que el modelo del presidente Nicolás Maduro es insostenible, ¿qué opina usted?
Es un sistema agresivo y la Iglesia responde de la misma manera. No me atrevo a calificar si está bien o mal. Lo que sí quiero decir es que la Iglesia tiene la obligación de hacer el bien desinteresadamente.
Su vida
Estudió Filosofía y Teología en el Instituto Franciscano de Quito, completando los cursos en la Universidad San Buenaventura, en Bogotá (Colombia). Es el Arzobispo de Quito.
Su punto de vista
Defiende el Estado laico. Es decir, de respeto mutuo a todas las religiones y pensamientos. Dice que no quieren atacar a nadie, pero que tampoco les ataquen.