El hecho ocurrió el 13 de octubre de 2004, en el sector Cristo Rey de Cuenca. Luego de más de 10 año del caso, la noche del jueves 9 de abril, el expolicía Jorge F. fue sentenciado a 12 años de reclusión por el homicidio de Milton Segovia.
La sentencia la dio a conocer el Tribunal Tercero de Garantías Penales del Azuay. El juez Pablo Galarza recalcó que la Fiscalía comprobó la existencia del delito y la responsabilidad del sentenciado en el crimen.
Durante la audiencia, la Fiscalía sustentó su acusación con el testimonio de 25 testigos, cinco de ellos fueron peritos y dos presenciaron el hecho. Se incluyeron 21 pruebas documentales, entre estas constaron: partes policiales, informes de autopsia, balística e inspección ocular del lugar de los hechos. Además la Fiscalía presentó como evidencia el arma de fuego de dotación policial, asignada al expolicía.
La fiscal Rocío Polo, en su teoría del caso, argumentó que el día en que ocurrieron los hechos la víctima, de 21 años, conducía el vehículo de la empresa de colocación de alarmas, en la que trabajaba como chofer. Con él iba su jefe y otro acompañante.
En las investigaciones se descubrió que los tres ciudadanos fueron interceptados en las calles Pedro León y Padre Aguirre, por Jorge F., quien era cabo segundo, y otro agente de Policía. Ellos no vestían uniforme y se movilizaban en una camioneta sin placas y con vidrios obscuros. A pocos metros, en un parque cercano esperaba otro policía.
La fiscal Polo explicó que los policías, supuestamente, iban a detener al jefe de la víctima, por ello pidieron que se detengan.
Ante lo cual Milton Segovia habría estacionado el vehículo sin oponerse. Jorge F. se bajó de la camioneta y enseguida disparó hacia los ocupantes del vehículo sin ningún motivo. La bala le impactó en el cráneo de la víctima, causando su muerte.
El testimonio de un perito experto en armas y tiro reforzó la tesis de la Fiscalía. Comprobó que el disparo no fue accidental, por cuanto el arma de marca SIG PRO posee un mecanismo de doble acción, para ejecutar el disparo. El juez Galarza dijo que la defensa no pudo probar el argumento de que se trató de un “caso fortuito”.