Mario Pazmiño fue posesionado en la dirección cantonal de PSC a inicios de septiembre. Foto: Cortesía Twitter @Coronelpazmino
César Carrión y Mario Pazmiño pidieron la baja de la Policía Nacional y las Fuerzas Armadas (FF.AA.), respectivamente; por roces con el actual Gobierno. Ahora, ellos buscan representar a estas instituciones desde la vida política.
Carrión, excoronel policial, asegura que trata de empezar un liderazgo político para garantizar los intereses de los policías activos y pasivos.
El pidió la baja de estas filas en el 2012, luego de ser reincorporado tras las investigaciones de las que fue objeto por supuestamente haber actuado en contra de la normativa policial, durante los hechos del 30 de septiembre del 2010.
Luego de lo que él llama “persecución por parte del Gobierno”, decidió integrarse a la política. Se adhirió a la plataforma Compromiso Ecuador y apoya la candidatura presidencial de Guillermo Lasso.
En este momento su objetivo es trabajar por el cambio de administración en el país. Por eso no descarta, más adelante, terciar por un cargo público.
El excoronel de las Fuerzas Armadas (FF.AA.) Mario Pazmiño es el actual director del Partido Social Cristiano (PSC), en Quito. Recuerda que su afiliación fue por una invitación de la organización luego de que él pidiera la baja tras una polémica desatada con el Gobierno por el bombardeo en Angostura, de marzo del 2008.
Germán Cadena, presidente de la Asociación Nueva Visión, que aglutina a unos 9 000 militares de tropa en servicio pasivo, cree que las figuras que han dejado el uniforme y han llegado a espacios políticos “no han representado ni defendido” los intereses de las instituciones de la fuerza pública.
Por eso sostiene que es tiempo de que en el país, tanto policías como militares tengan una representación política.
Su organización se creó, en parte, para defender sus derechos. La semana pasada participaron en el denominado Diálogo Nacional por un Gobierno de Transición con Candidato Único. Juntó a varios líderes políticos.
En estos últimos meses -según Cadena- han recibido visitas de partidos como la Izquierda Democrática y Avanza, con quienes se ha dialogado sobre posibles acuerdos en favor de los militares si llegan a ganar las elecciones.
Sin embargo, ellos todavía no han decidido si ha llegado su momento para pasar a la vida política activa, como candidatos.
El exalcalde de Quito, Paco Moncayo, asegura que el momento en el que un exmilitar decide involucrarse en la política debe dejar de lado su uniforme. “Sería fatídico que en el país haya un partido que nazca de la Policía o el Ejército”, dice el general (r) y coordinador del Acuerdo por el Cambio.
Explica que en el caso de que un movimiento de este tipo participe en unas elecciones y pierda, luego sus integrantes no podrían responder a sus deberes constitucionales .
Pazmiño cree que el accionar de los militares que han pasado a la política ha sido bueno hasta ahora. De ahí que “ha llegado el momento de dar el siguiente paso: agruparse”.
Por ejemplo, dice que en la actual Asamblea Nacional, René Yandún, Gilmar Guitérrez, Paco Fierro y Luis Fernando Tapia, exmilitares y legisladores, debieron formar un solo bloque para debatir sobre las reformas a la Seguridad Social de Policía y FF.AA.
Mira como algo “primordial” que las instituciones empiecen a tener una vida política. “Es necesario que al menos en la Asamblea haya políticos institucionales, que representen los ideales de sus integrantes”.
El analista Sebastián Mantilla Bacca sostiene que la política y el uniforme pueden mezclarse siempre que
los representantes estén en servicio pasivo.
Y advierte que las nuevas figuras y sus ofertas de representación responden a la cercanía de las elecciones. Ya que en el país hay 40 000 militares y 42 000 policías, y al tener voto facultativo podrían tener un peso electoral importante e incidir en los comicios.