'Exageración' organizada: China muestra su sistema de cierre rápido tras el último brote

La farmacéutica china Sinovac Biotech, que está desarrollando una vacuna experimental contra el coronavirus, en Pekín, China. Foto: Reuters

La farmacéutica china Sinovac Biotech, que está desarrollando una vacuna experimental contra el coronavirus, en Pekín, China. Foto: Reuters

La farmacéutica china Sinovac Biotech, que está desarrollando una vacuna experimental contra el coronavirus, en Pekín, China. Foto: Reuters

Días después de que una joven de 17 años diera positivo por covid-19 en una zona remota del oeste de China la semana pasada, las autoridades sanitarias dijeron que habían examinado a más de 4,7 millones de personas en la región.

La estricta fórmula de China de cierres inmediatos y pruebas masivas, incluso ante los primeros signos de infección, ha sido vital para su éxito en el control de la enfermedad, permitiendo que su economía se recupere rápidamente de la crisis, según los funcionarios.

La estrategia altamente orquestada, descrita como "exagerada" incluso por sus propios defensores, es única entre las principales economías en un momento en que Europa y Estados Unidos se enfrentan a un aumento masivo de nuevos casos y políticas a menudo caóticas.

En el momento en que se diagnosticó a la joven, la región de Kashgar, en Xinjiang, no había informado de nuevos casos durante casi 70 días. 

"China ha tomado las medidas de control y prevención más amplias, estrictas y rigurosas desde que comenzó la pandemia de covid-19", dijo el miércoles el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores, Wang Wenbin. "Los hechos demuestran que las medidas de China son efectivas".

Una de las claves del programa son factores únicos de China, como el estricto control del Partido Comunista sobre todos los aspectos de la sociedad. Las autoridades tienen acceso irrestricto a la información personal, en el marco de una red de vigilancia expansiva que ha jugado un papel importante en el rastreo de infecciones.

El gobierno también solicitó rápidamente la ayuda de empresas, que están produciendo decenas de millones de kits de prueba y controla estrechamente su precio y distribución, problemas que han retrasado gravemente los esfuerzos para contener la enfermedad en otros países.

China ha reportado solo 2.382 casos desde junio. Por el contrario, Alemania y Francia seguirán a Italia y España en la imposición de nuevos cierres parciales, ya que Europa informó un récord de 230 000 casos diarios a principios de semana, mientras que los casos en Estados Unidos llegarán pronto a 9 millones.

En agosto, Pekín ordenó a los principales hospitales del país que ofrecieran tests y dijo que debería haber una base de pruebas urbana construida por cada millón de residentes, con capacidad para escalar hasta 30.000 pruebas por día en caso de un brote local.

Las regiones también deben compartir recursos, en marcado contraste con los primeros días del brote, cuando varias ciudades fueron acusadas de robarse equipos entre sí.

El sistema, como todos los modelos comunistas chinos, está muy estructurado en torno a objetivos específicos y los equipos deberían poder completar una campaña de tests en siete días.

A principios de mes, se entregaron casi 11 millones de resultados de tests en unos cinco días en la ciudad portuaria oriental de Qingdao. En Wuhan, epicentro inicial de la pandemia, se tomaron más de 9 millones de muestras en 10 días en mayo.

Las pruebas masivas son obligatorias. Algunas se llevan a cabo en instalaciones deportivas al aire libre y parques de la ciudad, con cientos de personas haciendo fila.

Los epidemiólogos han cuestionado la eficacia de los eventos de pruebas masivas, señalando que algunos pacientes requieren múltiples tests a lo largo del tiempo para obtener un resultado positivo.

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