En medio de las confrontaciones, radicalización de posiciones, escándalos políticos, económicos, legales y éticos en el Ecuador, Benjamín Fernández, reconocido periodista paraguayo, jurista e investigador académico, acaba de presentar en México una nueva obra: ‘¿Y ahora qué? Itinerario de la eterna desilusión política de América Latina’. Meses antes lanzó el libro ‘¡A sacudirse! Claves para la construcción de una nueva república’.
Se trata de una obra que aparece en el año de la celebración del Bicentenario, de las veladas libertarias y que siguen latentes desde la visión ciudadana. Tiene la facilidad de adaptación a la situación en coyuntura de cualquier país de la región. Como señala el libro, se torna en un ensayo político sobre la realidad de unas democracias mentirosas y que desilusionan, que se han valido del hastío ciudadano para repetir en clave popular todo aquello que se había detestado y que efectivamente las élites económicas, políticas, sociales se encargaron de desbaratar las instituciones.
Fernández sostiene que en contraste de la creencia de que los pueblos tienen los gobiernos que se merecen, los pueblos tienen los gobiernos que se les parece. Por ello, llama firmemente la atención e invoca la necesidad de un mayor involucramiento ciudadano.
Causa una rebelión interior como personas y reta a apostar por una democracia de ciudadanos libres y activos que modelen las instituciones, que deben servir a sus propósitos, de crear oportunidades de desarrollo y que tengan la capacidad de controlar los excesos, la concentración y los abusos del poder, el autoritarismo, el populismo, el mesianismo. Los equilibrios de una democracia y no el poder único. La importancia de discernir en el concurso de popularidad, la venta de ilusiones, la retórica que cala y que engaña.
Cambiar aquello de que vivimos en una región de electores incapaces a una que presione para lograr resultados concretos favorables y no conformarse con los discursos.
Una verdadera ciudadanía a construirse -y para ello la consecución de un sistema de educación de calidad es vital-, que termine este estado de ceguera colectiva. Ejercer una verdadera ciudadanía, responsable, que analice, discierna, escoja, vigile y exija el cumplimiento de lo ofrecido en los procesos electorales, con respeto al ordenamiento jurídico. Enfrentar las tres grandes crisis que se viven. De identidad: ni siquiera se reconoce quiénes somos.
De valores (morales y éticos): qué hacemos y qué respetamos. Y de destino: no sabemos adónde vamos. Una buena obra para leerla en estos momentos de crisis, de indiferencia ciudadana frente a los destinos de un país, de atropellamiento de las normas legales, de aniquilamiento de las instituciones y de pisoteo de los valores morales y éticos que tanto se criticó.