Cientos de estudiantes se congregaron en el Coliseo del Colegio Don Bosco, en la Kennedy, para recibir al padre Ángel Fernández Artime, rector mayor de la Congregación de los Salesianos y décimo sucesor de Don Bosco en el mundo. Foto: Ana Guerrero / EL COMERCIO
A la voz de “somos Salesianos” cientos de estudiantes se congregaron para recibir al padre Ángel Fernández Artime, rector mayor de la Congregación de los Salesianos y décimo sucesor de Don Bosco en el mundo.
El sacerdote llegó al Coliseo del Colegio Don Bosco, en la Kennedy (norte de Quito), para compartir la alegría de los estudiantes de colegios de la congregación, entre ellos: Sánchez y Cifuentes, Cardenal Spellman Femenino, Don Bosco de La Tola, María Auxiliadora, María Mazzarelo, entre otros.
El Padre dirigió unas palabras a los jóvenes y mostró su emoción al verlos reunidos y los invitó a no perder el espíritu Salesiano: de alegría y solidaridad.
“Un corazón tan grande como las arenas del mar, aunque han pasado los años no han dejado de amar…”, el cántico que identifica a los Salesianos, se escuchó en la voz de los estudiantes y sacó más de una lagrima entre los asistentes. Con la tonada de fondo, el sacerdote recorrió cada punto del establecimiento para tomarse fotos con los chicos y chicas.
Las barras de los planteles pusieron mayor algarabía al evento, al que llegaron también representantes de otros puntos del país, como los alumnos del Colegio Santo Tomás Apóstol, quienes arribaron desde Riobamba.
A una sola voz, los participantes sumaron a los cánticos: “Solo le pido a Dios, que sea Salesiano hasta la muerte”.
El padre Fernández nació en Asturias-España. Con apenas 18 años, emitió la primera profesión Salesiana y a los 26 fue ordenado como sacerdote. Se licenció de en Teología Pastoral, Filosofía y Pedagogía.
El sucesor de Don Bosco estará en el país hasta este 21 de abril y el itinerario incluye la visita a Guayaquil, Quito, Cuenca y Macas.
Para seguir con la alegría, que fue la tónica del evento, el grupo de danza del Colegio Don Bosco de la Kennedy presentó una comparsa de música tradicional, desatando el sonar de las palmas entre los estudiantes. A la fiesta se sumaron seis zanqueros.
El padre Fernández recibió los mensajes de los estantes, quienes prepararon sus escritos antes de la llegada del titular de la congregación religiosa.