Los seis estudiantes cuyas edades superan los 18 años fueron acusados por el delito de ataque y resistencia. Foto: Julio Estrella / El Comercio
Las puertas de la Unidad de Flagrancia, en el norte de Quito, se abrieron a las 19:00 de este miércoles 17 de febrero del 2016. Por ese sitio salieron los seis estudiantes que fueron detenidos en el Colegio Montúfar, tras las manifestaciones de este martes 16. Luego de permanecer en la Unidad Judicial por cerca de 24 horas, los alumnos se reunieron con sus padres y amigos en los exteriores del edificio de Flagrancias. Allí se abrazaron y los aplaudieron.
Los alumnos se sorprendieron. Los flashes de las cámaras fotográficas y de televisión los desconcertaron. No se imaginaron una cobertura de ese tipo en su caso. Sus padres los llevaron de inmediato, no querían que sus hijos aparezcan en los medios. Una madre aseguró que en su casa tenía listo un caldo de gallina, el plato preferido de su hijo.
Los procesados abandonaron la Unidad en compañía de uno de los abogados defensores, Ciro Guzmán. El profesional explicó que la demora en la salida de los jóvenes se dio por el “lento trámite burocrático de la Función Judicial; todo era cuestión de una firma”, ratificó.
Los seis estudiantes cuyas edades superan los 18 años fueron acusados por el delito de ataque y resistencia, pero en la audiencia, la jueza Geovanna Palacios ordenó la liberación de los chicos y les ordenó presentarse ante su juzgado cada ocho días. Además existe una prohibición de salida del país. Esto, luego de que se inició la instrucción fiscal que durará 30 días.
Guzmán preparará la defensa en conjunto con su colega Gonzalo Realpe. Los padres de familia citaron una reunión con el defensor para mañana a las 09:00. Ahí empezarán la recolección de las pruebas documentales y testimoniales que presentarán en la audiencia cuando termine la instrucción fiscal.