Paola Gavilanes V. Quito
Jaime Cortez casi tropieza con la raíz de un árbol. Las palabras que escuchó de la boca de Edwin Tacuri, técnico de la categoría Sub 13 de El Nacional, lo dejaron atónito.
El adolescente de 13 años es una figura en el equipo de Los Centauros, de El Quinche, por esa razón no podía creer que le faltasen condiciones para integrar las formativas del club criollo. Tal como se lo dijo el estratega.
Dolido y con los ojos llenos de lágrimas, Cortez abandonó lentamente la cancha a la que arribó una hora antes de que se inicie la captación de talentos, el pasado 11 de agosto, en el Complejo de El Nacional, en Tumbaco.
Mientras se dirigía a un banquillo de madera para desprenderse de su ropa deportiva y colocarse una vestimenta más cómoda, las palabras de Tacuri volvieron a retumbar en su mente: “Chicos vayan no más a probarse en otro club. Otra vez será, perfeccionen su técnica, después pueden regresar si desean”. Por esa razón el adolescente casi se desploma.
Observar esos trances en los niños y jóvenes que sueñan con emular a Luis Antonio Valencia, Felipe Caicedo, Édison Méndez, Cristian Benítez, Iván Hurtado… es bastante común en los diferentes clubes del país, en el proceso de captación de talentos.
Pese a la experiencia que poseen los directores técnicos, las reacciones de los niños y jóvenes aún logran desestabilizarlos emocionalmente. Así afirma Tacuri.
“Me gustaría darles el visto bueno a todos los chicos que buscan una oportunidad. Pero así es el fútbol. Acá necesitamos calidad no cantidad”, indicó el DT, tras marginar a 15 postulantes.
El pasado 11 de agosto solo dos adolescentes pasaron las pruebas. Empero, deberán superar otras si desean seguir en el club.
En el club El Nacional, la mayoría de jóvenes solo tiene 45 minutos de juego para demostrar sus cualidades y convencer al DT.
En otras ocasiones, basta un minuto. Según Tacuri, un captador de talentos puede descubrir a un buen jugador con solo observar su parada dentro de la cancha.
Fue eso justamente lo que le ocurrió a Enrique Sánchez. Ese adolescente apenas tuvo contacto con el esférico, pues fue descartado por el técnico, tras unirse a la práctica con unos minutos de retraso. En esa ocasión, el joven también olvidó acudir al entrenamiento con sus canilleras.
Tras recibir la negativa por parte del técnico, Sánchez abandonó el campo de juego con el rostro sonrojado. Pero esperó varios minutos antes de pedirle a su mamá que le llevara de regreso a su casa. Sánchez estaba nervioso y no quería que la gente escuchara cómo se le quebraba la voz.
“No me parece cómo se realiza la selección en el Nacional. A los pobres chicos les trauman. Mírele a mi hijo”, dijo Mariana Guiñán.
Pero la presión y decepción no solo la sufren los jóvenes que buscan una oportunidad en el club criollo. Esas sensaciones también atrapan a los técnicos, sobre todo en el inicio de esa profesión.
“Al principio fue duro. Es complicado decirle a un niño que no puede quedarse con nosotros. Pero después aprendes a controlarte”, señala con voz firme Tacuri.
Esa afirmación la hace extensiva Diego Peralvo, técnico de la Sub 18 de Universidad Católica.
El estratega, quien lleva nueve años ejerciendo la dirección técnica, aún se deprime cuando emite un resultado negativo a las decenas de prospectos que acuden a los entrenamientos. Más aún cuando los jóvenes llegan a Quito de Esmeraldas, Chone, Portoviejo, Guayaquil…
Por esa razón, Peralvo otorga una chance más amplia a los jugadores para que demuestren sus cualidades con el esférico.
En Universidad Católica, los postulantes tienen tres semanas para ganarse un lugar en el equipo. Según Peralvo, de esa forma se reducen las posibilidades de que se le escape un verdadero ‘crack’.
Empero, ese criterio no es compartido por todos los chicos que acuden a las prácticas. Luis Zambrano, de 18 años, es uno ellos.
El jugador, oriundo de Quevedo, se entrena desde hace 31 días en el conjunto camarata, y aún espera que Peralvo lo incluya en la nómina oficial de jugadores.
“Vivo un ambiente de incertidumbre. Solo espero que no se tarden en hacerme jugar”, revela Zambrano, mientras apoya su cuerpo en uno de los postes del arco que defiende Andrés Moreno.
Situación similar vive Patricio Guevara, de 17 años. El pasado jueves 13 de agosto, el jugador acudió por primera vez a la selección de talentos de Universidad Católica. Ya han transcurrido 11 días y aún sigue esperando una respuesta del técnico Peralvo.
El proceso de selección de talento que ejecuta la ‘Chatoleí’ es similar a la Liga Deportiva Universidad de Quito. Ahí, el argentino Óscar Subía es el encargado de buscar talentos para nutrir las categorías formativas del club.
Subía también espera un mes antes de dar su veredicto. Empero, cuando un joven lo deslumbra desde el primer momento, no duda en vincularlo al equipo.
Otros testimonios
Juan Carlos Valencia también fue rechazado por el técnico Tacuri. El joven de 1 6 años se puso nervioso durante el entrenamiento. “Ahora solo me queda volver a Machala y probar suerte en mi tierra”, contó Valencia.
“Quiero ser como Patricio Urrutia o como Édison Méndez. Si no me recibe el ‘profe’ Subía me voy al El Nacional o al Deportivo Quito”, dijo Michael Caicedo, tras culminar el entrenamiento y no recibir ninguna respuesta del técnico.
En el conjunto criollo las pruebas para captar a nuevos talentos se realizan todos los martes en el complejo del club, en Tumbaco, durante todo el año. Cada categoría tiene destinado a un técnico, desde la categoría Sub 8.
En Liga de Quito el proceso de captación también se realiza durante todo el año. Según el técnico Óscar Subía, de esa manera reducen el riesgo de que se le escape una figura. “Todos corremos ese riesgo, pero así evitamos que sea mayor”.
Cuando un jugador es aceptado en las formativas de E l Nacional recibe uniformes, zapatos y una ayuda económica. En la categoría Sub 8 los niños perciben USD 20. Según Freddy Patiño, coordinador de las formativas.
En Universidad Católica y Liga de Quito la situación es similar. Según Óscar Subía, cuando un joven se integra oficialmente a una categoría, el club abastece a los jugadores de uniformes. En Liga también impulsó a los jóvenes a estudiar.