Los habitantes del estero El Tigre se preocupan por la calidad del agua que brota de sus afluentes. Foto: EL COMERCIO
Una espesa vegetación se divisa en los bordes del estero El Tigre, un recinto de la parroquia de Tachina, del cantón Esmeraldas. En medio de la espesura sobresalen grandes árboles de bosque secundario y en las partes altas, el pasto es abundante. Para los habitantes de este recinto, el estero es su vida, es donde capturan camarón para su alimentación, consumen agua diariamente y sacian la sed del ganado.
En este territorio habitan 250 personas entre montuvios manabitas y afroesmeraldeños dedicados al cultivo del cacao, caña de azúcar, maíz, la elaboración de guarapo y la producción de panela para consumo y venta.
Los habitantes de esa pequeña comunidad se han organizado para cuidar el recurso hídrico mediante la reforestación de la cuenca del estero para garantizar el líquido de esta zona altamente agrícola.
La cuenca principal del mismo nombre de la parroquia que desemboca en el río Esmeraldas está conformada por los esteros: El Ajo, La Vaina, Julián, El Tigre, Ballestero, Milumpe, Agua Fría y Estero Tabule.
Por eso, esta zona es rica en la siembra de maíz, fréjol, yuca, camote, tabaco, algodón, achiote, oleaginosas, hortalizas, legumbres, sandías, melones, plátanos, caña de azúcar, palma africana y palmas de coco.
A través de la Junta Parroquial de Tachina, el año pasado se realizó la reforestación de 70 hectáreas con la ayuda de los finqueros que se sumaron a la siembra de laurel, balsa, caoba, guachapelí y chíparo.
Cada uno de los propietarios de fincas se comprometió a reforestar entre cinco y diez hectáreas. La Junta Parroquial les proveyó de las plantas para reforestar en zonas cercanas a las cuencas hídricas, pero también han generado concienciación para frenar la contaminación generada por el aprovechamiento ilegal de madera, como calade, caoba, laurel y balsa.
En el área ha disminuido la tala de madera debido a los controles que realiza el Ministerio del Ambiente y al proceso de concienciación de la comunidad sobre el cuidado del bosque.
Cristian Preciado, habitante de El Tigre, explica que frenar los abusos para conservan un ambiente equilibrado ha sido un trabajo que lleva más de 10 años, apoyado por el gobierno parroquial.
En esta comunidad, la conservación de sus cuencas hídricas está ligada al proyecto ecoturístico que se han propuesto ejecutar, con la finalidad de que se cree una ruta natural en la que se degusten la panela, el guarapo y la gastronomía típica de la zona, mientras se recorren sus senderos y cascadas.
En contexto
Los habitantes se dedican al cultivo de cacao, elaboración de panela y guarapo.
La zona es cálido-húmeda, con temperaturas que oscilan entre 23° y 26°C a lo largo del año.
En El Tigre hay 250 habitantes en unas 25 casas que están ubicadas junto al estero.
En su mayoría son afrodescendientes. También hay personas que se autoidentifican como montuvios.