Por casi dos horas intentaron tranquilizarla. A 150 metros de altura, junto a la baranda de un puente en Quito, la psicóloga Paola Mediavilla esperó pacientemente en silencio. Una joven se detuvo, peligrosamente, frente al abismo. Estaba frustrada, con el cuerpo marcado por golpes. “Recuerdo que una paramédico curó sus heridas y después pudimos intervenir. El día anterior habían intentado abusar sexualmente de ella”.
Solo con escucharla, sin juzgar la decisión que pensaba tomar, Mediavilla supo lo que ocurría. Y en cuanto logró que se sintiera acompañada, pudo motivarla a denunciar el delito y a recibir soporte terapéutico. Ese tipo de intervención en crisis ha salvado la vida de 36 personas desde mayo pasado, cuando el Municipio capitalino implementó Somos puente de vida. La estrategia cuenta con brigadas fijas en dos sitios de alto riesgo de intentos de suicidio.
Francisco Viteri, secretario de Salud de Quito, usa la metáfora del puente para explicar cómo actúan. En equipo, policías, psicólogos, bomberos, agentes metropolitanos y de tránsito dan una mano a las personas que atienden para ayudarlas a pasar de la inestabilidad a un equilibrio que las conduzca a aceptar el apoyo emocional.
Alertas remotas
Quienes están detrás de una pantalla suelen dar las primeras alertas. En la sala de videovigilancia del ECU-911 conocen los sitios recurrentes y siguen cualquier actitud de riesgo: si alguien se detiene en un puente, si mira al vacío, si va de un lado a otro.
Christian Estévez ha detectado esos rasgos en los monitores y ha dado soporte detrás de una llamada. Dice que apenas tienen segundos para actuar con los primeros auxilios psicológicos. Uno de los casos que recuerda ocurrió justo en un puente al norte de Quito.
Eran casi las 20:00 y un hombre de unos 30 años empezó a caminar muy cerca del borde. Desde la sala de operaciones movilizaron a un policía en moto que llegó a tiempo para evitar que se lanzara.
Las cifras suben
El parabrisas de un auto evitó su muerte. Una mujer saltó unos 15 metros desde la terraza de un hotel del centro de Guayaquil, el pasado 14 de septiembre. Los bomberos fueron los primeros en acudir a la emergencia y llegaron con más que paramédicos.
Camilo Coronel es el comandante de la compañía de psicólogos de la institución y recuerda que entregaron un informe de este intento de suicidio al hospital que recibió a la joven. La causa para el suicidio es multifactorial: problemas económicos y familiares, patologías psiquiátricas preexistentes, consumo de estupefacientes o alcohol. Coronel también habla del efecto de la pandemia.
Hasta 2021, el ECU-911 de Guayaquil reportaba cuatro emergencias de este tipo por semana. En lo que va del 2022 ya son 89. Generalmente son hombres, de entre 30 y 40 años.
Prevención comunitaria
Entrenarse para la detección de signos de alarma: ese es el fin de la guía de cuidadores comunitarios para la prevención de suicidios del Ministerio de Salud Pública. Luis Lozada, responsable de Salud Mental de la zona 3, explica que están capacitando a líderes comunitarios y barriales en dar las primeras alertas.
Con esta preparación también se busca dejar a un lado el estigma sobre el suicidio. Los 100 psicólogos del Municipio de Quito recorren las parroquias para informar sobre señales, causas y mecanismos de apoyo.