Redacción Quito
Los montículos de tierra y las piedras en las aceras son lo que más le molesta a Tania Luna, quien circula todos los días por el parque El Ejido para ir a su trabajo.
Luna vive en las calles Buenos Aires y Manuel Larrea y cuenta que para llegar a su trabajo, en la av. Tarqui, debe pasar por el lugar. A veces -dice- prefiero venir con zapatos bajos. “
Así los pies no se lastiman cuando se transita por donde están los materiales de construcción”.
Para Luna, el arreglo del parque ha tomado demasiado tiempo y opina que en el trascurso de los últimos meses también la delincuencia ha aumentado.
En las tardes, señala Luna, salgo con mis compañeros de trabajo porque me da un poco de temor pasar sola por el parque. “Aparte de soportar la incomodidad de las aceras llenas de material, vemos personas malencaradas dentro y fuera. También hemos visto algunos asaltos”.
Pero ella considera que es difícil ayudar a la gente que es asaltada, muchas de las veces por miedo a también ser atracados.
Susana Gómez, una comerciante informal, dice que por la delincuencia han tenido que afrontar bajas en las ventas.
Gómez cree que eso se debe a que por la inseguridad la gente prefiere no transitar por este sector. Además, añade que durante el tiempo que el parque ha estado cerrado, ha visto poca presencia policial. “He visto que hay policías dentro, pero solo en el día. Cuando llega la tarde hay asaltos y ninguno aparece”.
A la comerciante también le molesta la acumulación de tierra en las aceras del sector. Incluso un médico le prohibió las ventas porque presentó alergia al polvo de las calles.