En Santo Domingo hay barrios que se establecieron sobre antiguos botaderos de basura. Los actuales propietarios de las viviendas hoy sufren las consecuencias de la mala calidad de los terrenos.
Uno de los propietarios es Miguel Guevara, un comerciante de la tercera edad. Hace cuatro años, la administración municipal rellenó de basura una quebrada en la cooperativa Las Gaviotas. A cambio, el Cabildo les adoquinó la vía principal a este sector.Sobre la basura se colocó una capa de tierra. De inmediato los supuestos propietarios vendieron estos terrenos. Uno de los compradores fue Guevara. Él adquirió seis lotes de 10 m por 20. Pagó un USD 4 000. Como documento de respaldo obtuvo una promesa de compra venta, pero el supuesto vendedor desapareció.
Hace poco, Guevara construyó un cerramiento en el terreno. Pero, en la propiedad apareció una zanja en medio que partió las paredes en dos. “Ahora debo esperar que se asiente la tierra para poder vender o construir”.
Otro barrio afectado es el sector del baipás Chone – Quinindé. Ahí funciona una mecánica para volquetas. Su propietario es Carlos Cedeño, un manabita de 26 años. Este taller está sobre un antiguo botadero de basura.
Cedeño cuenta que cuando llueve, “los olores son nauseabundos porque la basura se pudre abajo”. Los lixiviados líquidos se forman con la descomposición de los desechos que emergen a la superficie y se mezclan con el agua lluvia. A la contaminación ambiental se suma la proliferación de mosquitos, moscas, ratas. “Cuando depositaron la basura llegaron a un acuerdo con los dirigentes y los afectados ya no pudimos hacer nada”, dice Cedeño.
Uno de los antiguos barrios que se levanta sobre un botadero es la cooperativa Laura Flores, al sur de Santo Domingo. Las modestas viviendas ocupan una superficie de 6,5 hectáreas, un área similar a seis estadios de fútbol.
Allí viven 404 familias divididas en 28 manzanas y 13 pasajes. Solo 64 casas se construyeron sobre tierra firme. El resto está asentada sobre 50 centímetros de tierra. Este material pétreo se colocó para cubrir la 260 toneladas por día, de desechos sólidos que produce Santo Domingo. La capa de basura mide 1,5 m.
Uno de los propietarios es Carlos Uchuari, un joven albañil de 25 años. Hace poco inició la construcción de la casa con la excavación de los cimientos. Primero retiró los 50 cm. de material pétreo liviano, luego 1,5 m. de basura y finalmente tierra firme.
A más de la basura, Uchuari se topó, en una de las excavaciones, con un hueco llenó de lixiviados. Aunque cree que es la filtración de un pozo séptico de una vecina. En las mismas circunstancias construyó su casa de dos pisos, Jacinto Romero. El inmueble está inconcluso. Junto a las columnas de concreto aún permanecen las fundas de basura con desechos hospitalarios.